El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 300

Así que Nancy había estado esperando, esperando que Ángeles mostrara debilidad, que volviera por su cuenta a admitir su error.

Incluso cuando decidió acoger a Paula, más allá de sentir pena por ella, había una parte de Nancy que quería provocar a Ángeles.

Quería hacerle saber a Ángeles: si tú no quieres mostrar debilidad, si no quieres reconocerme como tu madre, naturalmente, hay quienes sí lo harán.

También quería que Ángeles supiera: ¡yo, Nancy, no tengo solo una hija!

Pero después de más de tres meses, Ángeles no estaba tan desaliñada como Nancy lo había imaginado. No solo vestía mejor que antes, sino que incluso tenía tiempo libre para ir a escalar montañas.

Esto dejó a Nancy muy frustrada.

Parecía que, al dejar la casa de los Castro y sin el título de la hija de un magnate, Ángeles en serio de verdad no lo necesitaba.

Nancy, con emociones encontradas, estaba a punto de hablar cuando escuchó a Paula decir en voz baja:

—¿Cómo es que Ángeles está jugando con alguien como Beatriz? En la escuela, todos dicen que Beatriz se dedica a ese tipo de trabajo inapropiado...

Al escuchar esto, la expresión de Nancy se endureció de inmediato.

Esto en serio ya tocó su límite.

—¿Has estado con esta clase de gente de comportamiento cuestionable todo el tiempo que estuviste fuera?

Nancy miró fijamente a Ángeles, decepcionada, dijo: —En serio me estás avergonzando.

Ángeles casi se ríe al escuchar.

—Señora Nancy, ¿bajo qué autoridad me estás reprendiendo? ¿Olvidaste la bofetada que me diste ese día, así como tus palabras diciéndome que me fuera?

Nancy mostró una expresión herida, y triste dijo: —Pero yo soy tu madre, ¿acaso solo una bofetada y tienes que guardar rencor todo este tiempo?

La sonrisa de Ángeles se fue desvaneciendo poco a poco.

Hasta el día de hoy, hasta ahora, Nancy aún no había reconocido sus propios errores.

Zampar una bofetada puede parecer poca cosa, pero ¿qué hay detrás de esa cachetada?

Nancy, con la boca abierta, tartamudeó varias veces, pero no pudo pronunciar una sola palabra.

¿Acaso... en los ojos de su propia hija, era una madre tan mala?

Nancy estaba profundamente afectada, las lágrimas se acumularon instantáneamente en sus ojos.

—Pero somos madre e hija.

—Eres la niña que llevé cerquita de mi en mis entrañas durante diez meses, la niña que alimente, la niña que nació de mí, ¿cómo puedes decir esas palabras? He estado buscándote día y noche, esperando, pero ahora dices que no soy una madre adecuada...

—¡Cómo puedes decir algo tan hiriente!

Nancy señaló a Ángeles, su mano temblaba.

Solo veía el desdén en los ojos de Ángeles, pero no podía ver el agravio y el dolor detrás de ese desdén.

Solo sabía que Ángeles la odiaba y al mismo tiempo la culpaba, pero no entendía por qué lo hacía con tanto rencor.