El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 302

—Jeje.

Desde un auto no muy lejos, Emilio observaba el alboroto frente a sus ojos, sin evitar soltar una carcajada.

—Interesante, muy interesante.

En el camino hacia Luz de Luna, ya había investigado minuciosamente los antecedentes de Ángeles.

La hija biológica de la familia más rica de la ciudad, había estado perdida durante dieciocho años y finalmente encontrada, solo para convertirse en un bello "cisne" durante apenas medio año antes de ser expulsada de nuevo a su "lodazal".

Actualmente, vivía alquilando una casucha destartalada.

Pero lo más curioso de todo era que, hasta hace no mucho tiempo, esta misma hija biológica estuvo a punto de convertirse en la prometida de Óscar, el heredero de la familia Aguilar.

Cuanto más investigaba Emilio, más sorpresas encontraba al respecto.

Siguiendo esta pista, descubrió algo aún más jugoso: ¡había algo inusual entre Vicente y Ángeles!

El reservado señor Vicente, quien jamás se había acercado a ninguna mujer, ¡había decidido interceder por esta en particular! Casi destruyó a la familia Aguilar, y no solo eso, además les hizo ceder una mina y un campo petrolero, los cuales terminaron registrados a nombre de Ángeles.

Antes de emprender el viaje, Emilio todavía tenía sus dudas. ¿Qué clase de mujer podría haber logrado que el ermitaño señor Vicente se interesara en ella?

Incluso cuando descubrió toda esta información secreta, todavía era bastante escéptico.

Hasta que ahora, al verla desde lejos, observó detenidamente cómo Ángeles enfrentaba el asedio con una calma sorprendente. No solo había derribado a tres de sus bravucones, sino que también había actuado de manera impredecible... ¡y escapado muy rapido!

Pero lo más importante de todo esto...

Era hermosa.

Ese rostro poseía una belleza poco común, tan impactante que atraía por completo todas las miradas.

Emilio dejó de reírse tras un rato, chirrió los dedos, y en sus ojos color ámbar, la sonrisa se desvaneció por completo, y dio paso a una maldad sin límites.

—Un montón de inútiles.

—Si no capturan a esa mujer pronto, tendré que empezar a asesinar.

Los subordinados, al recibir la orden, ya no se atrevieron a actuar con descuido y de inmediato se lanzaron cautelosos a cercar a Ángeles.