El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 305

Resumo de Capítulo 305 : El Regreso de la Heredera Coronada

Resumo de Capítulo 305 – El Regreso de la Heredera Coronada por Internet

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Ángeles extendió la mano y presionó con suavidad sobre la rodilla de Emilio.

Por supuesto, Emilio no sintió nada al respecto. Poco tiempo atrás, en la Clínica de la Benevolencia, varios médicos renombrados lo habían examinado uno tras otro, pero ninguno pudo determinar cuál era exactamente el problema con sus piernas.

Sin embargo, Ángeles lo afirmó sin titubear:

—Tu pierna lleva al menos nueve años así. Cada invierno, o cuando el clima está lluvioso, sientes como si miles de agujas te perforaran. Solo los baños termales logran aliviar el dolor, ¿verdad?

Emilio lo noto y su expresión se volvió más perspicaz..

¿Cómo sabía ella de esos síntomas?

¡Incluso sabía cuántos años llevaba con dicha condición!

Ángeles se enderezó y movió ligeramente las muñecas enrojecidas por las cuerdas que las ataban. Con confianza, agregó: —No sigas pensando en ello. En todo el mundo, no hay otra persona que pueda curarte más que yo.

—Entonces, vayamos pues directo al grano.

—Señor Emilio, ¿va a rogarme que cure su pierna o prefiere pasarse la vida como un simple lisiado? ¿Eh?

Ángeles lanzó la pregunta con una sonrisa indecisa.

Esta vez, ya no era el cordero indefenso que esperaba ser sacrificado. Ahora se había transformado en la hábil cazadora.

Es más, Ángeles no pedía que la liberaran; estaba exigiendo que le suplicaran.

En ese preciso momento, la decisión estaba completamente en sus manos.

Emilio estalló en una gran carcajada, aplaudiendo mientras decía: —¡Brillante, excelso!

—...

Ángeles no se iba a quedar con esa espinita.

Sabía que este perro rabioso no actuaría según lo esperado, pensó entonces cautelosa.

A pesar de ello, Ángeles había apostado bien.

Emilio soñaba con curar su pierna. ¿Cómo podría dejar pasar esta valiosa oportunidad que parecía caída del cielo?

Si Ángeles se atrevía a engañarlo, simplemente la mataría después.

Así fue como Ángeles pasó de ser una prisionera en el suelo, empujada y humillada de la peor manera, a convertirse en una invitada de honor.

La reacción de Emilio siguió siendo aparentemente tranquila, salvo por la fuerza con la que sujetó los apoyabrazos de su silla de ruedas, lo que delató la agitación que sentía en su torbellino interior.

—Bien. Queda hecho.

Emilio la miró profundamente, mientras que Ángeles le devolvió el gesto con una sonrisa.

En apariencia, ambos estaban teniendo una conversación cordial, y la fuerte tensión entre ellos parecía disiparse. Sin embargo, bajo esta aparente calma, ambos tenían sus propios planes.

Emilio no tenía la menor intención de dejar con vida a Ángeles.

Como mucho, la usaría hasta que ya no le fuera útil, y entonces la mataría.

Si no la mataba, sin duda alguna la torturaría.

Pero Ángeles lo tenía perfectamente claro.

Precisamente por eso se mostraba tan altiva. Por eso exigió condiciones tan estrictas y aseguró que el dinero estuviera en su cuenta antes de empezar el riguroso tratamiento.

Cuanto más arrogante se mostrará, menos importancia le daría ese "perro rabioso".

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