El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 353

Sin embargo, Ángeles claramente seguía subestimando el grosor de la piel de Marco.

A simple vista, parecía ser un hombre refinado, de modales impecables, con la apariencia de un perfecto caballero. Su conducta y comportamiento siempre eran tan corteses que no dejaban margen para críticas.

Pero, en realidad, las personas siempre tienen múltiples facetas.

No solo Marco no se fue, sino que, con toda desfachatez, siguió a Ángeles hasta el almacén de hierbas medicinales. Aureliano, intentando por todos los medios despedirlo, se encontró sin recursos y, por supuesto, no se atrevió a usar métodos más drásticos. Solo pudo quedarse resignado a un lado, vigilante.

Ángeles continuó concentrada, mezclando los polvos medicinales frente a ella.

Marco observó atento las sustancias de colores rojo, amarillo, azul y verde con curiosidad, sin evitar extender la mano para tomar un poco y olerlo. Preguntó: —Qué olor tan peculiar... ¿Qué es esto?

—Veneno. Toque Mortal.

Ángeles respondió con una ligera sonrisa que tenía más de burla que de amabilidad, logrando que la mano de Marco se quedara congelada en el aire. Su expresión se endureció y mostró ciertas fisuras, como si acabara de recibir un golpe.

¿En serio?

¿Una mujer tan hermosa puede tener un corazón tan venenoso?

Marco retiró la mano rápidamente, recordando su primer encuentro con Ángeles. Fue aquella vez en que ella estaba rodeada por un grupo de pandilleros.

En ese preciso momento, estaba completamente sola, sin armas, enfrentándose con habilidad a una decena de hombres.

En ese momento, él exclamó: ¡Vaya, esta chica es realmente dura!

Aunque sintió un respeto inmediato hacia ella, sus pies lo traicionaron y retrocedió tembloroso un par de pasos con cautela.

Recuperando su tono serio, probó suerte y preguntó: —Ángeles, ¿estás molesta porque el señor Vicente está acompañado de una jovencita?

—...

Ángeles, mientras mezclaba los polvos, se detuvo un instante. Reflexionó por un momento sobre lo que acababa de escuchar antes de comprenderlo.

¿Una jovencita con Vicente?

Eso explicaría muchas cosas.

En lugar de responder a la pregunta de Marco, ella le devolvió otra: —Señor Marco, ¿puede decirme qué está buscando el señor Vicente en Luz de Luna? ¿Tiene acaso algo que ver con la familia Castro?

Sin más interrupciones, ella continuó tranquila mezclando los polvos medicinales. Sin embargo, las palabras de Marco, sobre esa jovencita que estaba al lado de Vicente, la dejaron con una sensación algo extraña.

Recordó que cuando llamó a Vicente hace unos días, una voz dulce y femenina contestó el teléfono.

Seguramente era esa chica, ¿no es así?

Si era así, entonces la relación entre ellos definitivamente no era algo ordinario.

Ángeles reprimió esa pizca de incomodidad en su interior y se enfocó por completo en la preparación de su veneno.

El asistente, Aureliano, que aún estaba allí, evidentemente había escuchado lo que Ángeles había dicho antes. Señalando los polvos de colores frente a ella, tartamudeó por un momento:—Je... je... je... ¿jefa?

Sin levantar la mirada, Ángeles respondió: —Modera la lengua antes de hablar.

—¡Jefa!

Aureliano finalmente logró formular su pregunta, aunque con dificultad:—¿Eso... eso es realmente veneno? ¿Del tipo que mata?