El Regreso de la Heredera Coronada é a melhor série atual do autor Internet. Com o conteúdo de Capítulo 390 abaixo, nos perderemos em um mundo de amor e ódio, onde os personagens usam todos os truques para atingir seus objetivos, sem se preocupar com a outra metade, apenas para se arrepender tarde demais. Leia o capítulo Capítulo 390 e acompanhe os próximos capítulos desta série em booktrk.com.
Paula se rió por lo bajo y lanzó de nuevo la caja.
Nadie notó que, en el instante en que la caja fue arrojada, un leve golpe dejó al descubierto una pequeña rendija, revelando una delicada aguja dorada que brilló con un destello intenso.
Sin embargo, solo fue un segundo. El destello se apagó de inmediato.
Nadie lo percibió.
...
En el helicóptero que se dirigía a Ríoalegre, Ángeles estornudó dos veces seguidas, provocando de esta manera que Emilio, sentado junto a ella, soltara con su tono característico:—Mira nada más, cuánta gente te odia.
Ángeles, cansada recostada contra la cabina, cerró los ojos intentando descansar.
Pero a Emilio le encantaba provocarla. Se acercó un poco más, casi al punto de susurrarle al oído, y le dijo en tono divertido:—¿Por qué no lo reconsideras? Quédate aquí. Quédate en Ríoalegre, conmigo...
Antes de que pudiera terminar la frase, Ángeles le soltó un puñetazo.—¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Definitivamente, aléjate de mí.
Él estaba demasiado cerca, tanto que su aliento cálido le rozaba la oreja al hablar.
A Ángeles no le gustaba en lo absoluto esa cercanía.
Y mucho menos si se trataba del miserable Emilio.
Pero no tenía siquiera idea de qué le pasaba a Emilio, o qué tornillo se le había zafado de pronto, porque a lo largo del camino ya había recibido varios golpes de su parte, y aun así no aprendía la lección: una y otra vez volvía a acercarse.
Ángeles percibió con agudeza que su actitud parecía haber cambiado desde aquel momento en el hospital.
En esa ocasión, él había soltado una de sus habituales tonterías y terminó siendo golpeado en varias oportunidades contra la cama por ella. Sin embargo, Emilio no se resistió; al contrario, levantó cuidadoso la mano y le limpió una lágrima que corría por la esquina del ojo.
Ángeles quedó profundamente asqueada. No solo apartó con brusquedad su mano, sino que también se frotó con fuerza el área de su rostro que él había tocado.
No paró hasta que el contorno de sus ojos quedó enrojecido.
Y a pesar de todo, Emilio no se daba por vencido. Una y otra vez se acercaba más a ella.
¿Quién sabe qué ideas retorcidas o intenciones ocultas pasaban por la mente de ese miserable hombre?
Ángeles permanecía siempre alerta.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Regreso de la Heredera Coronada