El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 400

Ángeles se levantó sorprendida del sofá, mirando la ventana abierta con curiosidad. ¿Cuándo la había abierto?

¿Será que alguien ha vuelto a entrar por la ventana?

Imposible, es imposible.

Probablemente la había abierto antes y ya lo había olvidado.

Ángeles cerró la ventana de nuevo y también ajustó las cortinas.

Se sentó de nuevo en el sofá, y el viento que entró la hizo sentir el sudor en su piel, mientras sus poros se enfriaban un poco.

Ángeles estornudó, sin prestar demasiada atención a la nariz congestionada. En su mente seguía resonando una y otra vez la última voz que había escuchado en su vida anterior.

¿Quién habría sido la persona que le cubrió con la ropa?

¿Tal vez, un buen samaritano?

¿O tal vez... alguien que conocía?

Lamentablemente, no había visto el rostro de esa amable persona.

Ángeles se frotó las sienes; su cuerpo seguía débil e inerte, las heridas no se habían curado, aún le dolían un poco. Después de cambiarse el vendaje, pidió rápidamente comida a domicilio.

Unos minutos después, sonó el timbre.

¿Tan rápido?

Ángeles se puso apresurada las pantuflas y fue a abrir la puerta. Lo que no esperaba era que, al abrirla, se encontrara justo con Nancy y Paula.

Madre e hija se habían cubierto bien, con gorra, mascarilla y gafas de sol, probablemente habiendo hecho un gran esfuerzo por evadir a los medios de comunicación y los curiosos periodistas.

Lo que desconcertaba a Ángeles era: ¿por qué venían a buscarla precisamente a ella?

Ángeles se quedó en la puerta, bloqueando el paso, y Nancy, al ver su déspota actitud, no intentó entrar. La primera pregunta que le lanzó fue una acusación ya sellada.

—La muerte de Marisela, ¿acaso tú estás detrás de todo esto?

—...

Ángeles se había repetido muchas veces a sí misma que no debía sentirse ofendida por las calumnias, malentendidos o cualquier tipo de injusticia que la hiciera sentirse culpable.