El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 456

Ella solo podía sentirse agradecida de que, en el momento más desesperado de su vida, su tía biológica la hubiera encontrado; de lo contrario, ni siquiera sabía qué tipo de sufrimiento le esperaría.

Paula tomó su bolso y, apurada, salió corriendo.

La puerta se cerró de un golpe, y cuando ya no se veía a Paula, los ánimos de Rafael comenzaron a calmarse. Luego, como si estuviera exhausto, se dejó caer al suelo y se quedó dormido.

Todo sucedió muy rápido, incluso un tanto cómico, como una obra de teatro mudo llena de sarcasmo.

Nancy realmente no entendía qué había pasado ese día para que Rafael, después de haber perdido la razón, se volviera contra Paula, a quien había cuidado durante tantos años, e incluso mostrara hostilidad hacia ella.

—Querido, despierta, por favor... Recupérate... Estoy tan cansada... De todo esto...

Nancy luchó por mover a Rafael y ponerlo en la cama del dormitorio. Estaba tan agotada que no podía enderezarse, y finalmente no pudo evitar sollozar, murmurando para sí misma.

Pero lo que no sabía era que, en ese mismo momento, Rafael también lloraba, aunque en silencio, en su interior.

El cuerpo de Rafael no se movía y no podía comunicarse con el mundo exterior, pero sentía que su mente estaba despierta.

Recordaba claramente, antes de perder el conocimiento, cómo había descubierto que Paula había robado el mapa; todo había sido una mentira.

Recordaba aún más nítidamente el momento en que, después de que lo descubriera, Paula intentó matarlo con las almohadas y las cobijas.

¡Pero ella era su hija!

La hija que tanto amaba, a la que temía perder, su pequeña joya, a la que había cuidado con su vida.

Rafael aún no podía creerlo, su buena hija había intentado matarlo.

En ese momento, Rafael se arrepintió profundamente y comenzó a preocuparse, temía que Paula pudiera hacerle daño a Nancy.

No podía permitirlo, tenía que despertar, tenía que hacer que Nancy estuviera alerta.

Vio cómo los ojos de Ángeles perdían su luz, cómo su vida se desvanecía poco a poco, hasta que finalmente moría en un campo de nieve blanca, cayendo en un charco de sangre mientras susurraba:

—Si me dieran otra oportunidad, no querría tener unos padres como ustedes...

¡Bum!

Rafael sintió como si el cielo se desplomara sobre él, el dolor de esas emociones lo desgarraba, sintió que sus entrañas se retorcían junto con ese sufrimiento.

¿Era este sueño real o falso?

¿Era de una vida pasada o de esta?

Rafael, confundido, no podía distinguir entre el sueño y la realidad.

Solo había una idea en su mente: ¿cómo podía existir un padre tan cruel como él? ¿Ah? ¿Acaso había empujado a su propia hija hacia el abismo con sus propias manos?