El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 513

Después de hablar, Ángeles sintió un ligero arrepentimiento.

No sabía qué experiencias habría tenido Emilio para desarrollar tal carácter, ni qué tipo de daño le habrían causado su supuesto padre, madrastra y hermanos.

Como forastera, no tenía derecho a juzgarlo.

Su respuesta fue impulsada por la ira al recordar la muerte de Beatriz, que de alguna manera estaba relacionada con Emilio, por lo que las palabras se le escaparon en un momento de emoción.

Pero una vez dichas, esas palabras no se pueden retirar.

La expresión de Emilio cambió en ese instante, volviéndose terriblemente sombría. Sus ojos marrones oscuros brillaron extrañamente, y la pequeña peca en su ojo se volvió ominosamente roja. Su hermoso rostro se cubrió de una capa de hielo, y el aire de malevolencia que emanaba parecía cubrir el cielo.

En el momento en que Ángeles terminó de hablar, los subordinados de Emilio también la miraron con furia.

Incluso los cuatro subordinados de la familia González que habían sido asignados para proteger a Ángeles se sintieron impulsados a matarla debido a sus palabras.

El aire alrededor se volvió completamente estático.

Era un silencio opresivo.

Ángeles permaneció inmóvil, pero por dentro suspiraba, porque en ese momento, vio en los ojos de Emilio un dolor que le resultaba dolorosamente familiar, un dolor como el suyo.

Aunque fugaz, aunque él lo ocultara bien.

Pero en algún aspecto, ambos compartían una empatía dolorosa.

Ángeles abrió la boca para decir algo, cuando la risa desenfrenada de Emilio cortó el aire. Se inclinó hacia adelante y hacia atrás, riendo hasta no poder enderezarse, como queriendo reírse de toda la ironía y el pasado.

—¡Ja, ja, ja, ja...!

Era una risa tan excesiva, pero para Ángeles, tenía un tono de desolación y autodesprecio.

Ángeles sentía un dolor de cabeza, nunca fue una persona confrontativa, especialmente porque ella misma había pasado por mucho y sabía mejor que nadie que algunas palabras pueden cortar más profundo que un cuchillo.

Unas pocas palabras ligeras pueden herir más que un arma.