El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 551

Resumo de Capítulo 551 : El Regreso de la Heredera Coronada

Resumo de Capítulo 551 – Uma virada em El Regreso de la Heredera Coronada de Internet

Capítulo 551 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Regreso de la Heredera Coronada, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Segunda oportunidad, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

El chico, temblando de ira, avanzó dos pasos hacia Ángeles y de pronto levantó el puño.

Ángeles, ya sin fuerzas, pálida y cubierta de sudor, no mostró intención alguna de esquivar o defenderse.

El muchacho mantuvo su mano levantada por un largo rato, pero al final no la dejó caer, simplemente empujó con fuerza a Ángeles diciendo furioso, —mi novia trató de ayudarte de buena fe y casi la matas estrangulándola, ¿aún te consideras humana?

—Lo siento...

—Ángeles cerró los ojos por un momento, sintiéndose en ese instante no como una persona, sino como una verdadera loca, como un triste títere.

—De veras lo siento. —Ángeles miró a la chica en el suelo y se movió torpemente dos pasos hacia adelante para intentar en ese momento revisar sus heridas.

La joven asustada, se encogió hacia atrás, evidentemente aún no recuperada de semejante susto y la taquicardia del momento. El muchacho de inmediato se puso delante de ella y empujó a Ángeles diciendo, —¡No necesitamos tu falsa y barata bondad!

Dado que no había mayores problemas y el médico ya se había retirado, todos seguían ocupados.

El muchacho muy atento ayudó a la chica a levantarse y, mirándola con ojos llenos de preocupación le preguntó, —Ximena, ¿estás bien? ¿Te duele algo más?

Ximena negó. Durante este tiempo, observó fijamente a Ángeles con una mirada compleja y sentimientos encontrados.

Cualquiera que haya intentado de alguna manera ayudar a los demás y vea su buena voluntad frustrada, casi perdiendo la vida en el proceso, tendría sentimientos complicados, y la verdad ella no era la excepción, sintiendo tanto enojo como resentimiento.

Pero también recordó, en el momento en que casi fue estrangulada levantada del suelo, la intensa lucha y el dolor en los ojos de la otra persona eran tan intensos que, para detenerse, mordió descontrolada su propia lengua hasta sangrar.

Ximena susurró a su novio. —Creo que ella no intentaba lastimarme a propósito...

—¿No a propósito? ¿Ja si ella te estaba estrangulando hasta que tus ojos se voltearon casi que al más halla y aún así dices que no fue a propósito? ¿Entonces según tú qué es a propósito?

El muchacho, claramente enfadado, sacudió su cabeza preguntándose una y otra vez si había perdido la razón.

—Tonta, sé más cautelosa. De ahora en adelante, no hagas buenas acciones a la ligera. Siempre debes protegerte primero.

—¡Vámonos!

Mientras decía esto, el muchacho cuidó de Ximena mientras se alejaban, no sin antes lanzar una última mirada fulminante a Ángeles.

Minutos después, cuando el celular se encendió, Ángeles revisó y encontró un número anotado, luego lo marcó.

Pronto, una voz madura y seductora resonó del otro lado. —No era de extrañar que me picara la palma izquierda hoy, resulta que mi Jefecilla me ha llamado.

—¿Tienes alguna misión para mí, Jefecilla? Estoy disponible para ti en cualquier momento.

A través de la línea, Ángeles podía imaginar a la mujer guiñando un ojo mientras decía eso.

La mujer se llamaba Bárbara y su profesión era mercenaria.

Hace unos cuantos meses, bajo el apartamento alquilado, Beatriz recibió una bala mortal de un francotirador para proteger a Ángeles. El francotirador escapó, y Ángeles emitió una jugosa recompensa de mil millones de dólares por la cabeza del francotirador para vengar a Beatriz.

En ese preciso momento, nueve mercenarios completaron la tarea.

¡Y Bárbara fue precisamente una!

Cuando intercambiaron información de contacto, Ángeles nunca imaginó siquiera que necesitaría contactarla tan pronto.

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