El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 561

Ángeles nunca escatimó en su propia gente, así que de inmediato transfirió a Bárbara dos millones ochocientos mil dólares, de los cuales un millón cuatrocientos mil eran el salario de su guardaespaldas personal, y el resto era para reembolsos.

Bárbara se sorprendió un poco al verla la transacción, pensando que esta vez tendría que poner algo de su bolsillo. —¿Tan generosa? ¿No tienes miedo de que tome el dinero y me vaya?

Ángeles se estiró perezosamente, —¿El dinero sobrante? ¿Considéralo como una tarifa de entrenamiento?

Durante estos días, aparte de fabricar medicamentos, Ángeles no se había quedado ociosa. Cada mañana, como siempre, entrenaba. No estaba satisfecha con sus habilidades de combate y decidió intensificar un poco más su entrenamiento.

Al principio, Bárbara solo observaba, pero luego, parece que se interesó y se propuso a entrenar con Ángeles.

Ángeles no pudo pedir más.

Y luego fue golpeada con violencia.

Ella no era rival para Bárbara.

Si se trataba de combate cuerpo a cuerpo, Ángeles era bastante fuerte, pero Bárbara provenía del mundo de los mercenarios; su fuerza, habilidades y experiencia en combate real la aplastaba por completo.

Después de varios entrenamientos, Ángeles tenía moretones por todo el cuerpo, pero, por supuesto, sus progresos fueron rápidos y evidentes.

Bárbara hizo un sonido de desaprobación, bromeando, —Entonces, esta tarifa de entrenamiento está un poco baja, ¿no es así? Yo soy el saco de arena, el compañero de entrenamiento y además la guardaespaldas. ¿No es fácil?

Ángeles rio mientras la regañaba, —Deberías más bien estar contenta con todo eso, te dejo golpearme legalmente y encima de todo te pago. ¿No es bueno?

Bárbara se tocó el mentón y sonrió, —no lo digas, realmente está bastante bien.

Solo se lograron entrenamientos con la jefa herida.

Bárbara se echó a reír, y le dio un poco de consuelo a Ángeles, —Pues no te desanimes, tu combate cuerpo a cuerpo es bastante bueno, me sorprendió muchísimo. Al principio pensaba enseñarte algunos movimientos, pero ahora veo que no lo necesitas.

—Por cierto —preguntó Bárbara—, ¿con quién aprendiste tu estilo de lucha cuerpo a cuerpo? Los movimientos son de la misma escuela que los míos, ayer cuando te vi usarlos, casi creí por un momento que yo te los había enseñado.

—¿Cómo iba a ser eso? —Ángeles sonrió.

Este estilo de lucha lo aprendió en su vida pasada, cuando Oscar la envió a prisión, y una buena compañera de celda se lo enseñó.

En ese tiempo, Ángeles fue torturada hasta perder un ojo y romperse una pierna, esos oscuros momentos en su vida fueron como la muerte misma.

Bárbara rio aún más feliz y le silbó, —Hey.

....

¿Quién te ha preguntado eso?

Ángeles se puso seria— ¡Te pregunto la edad!

Bárbara levantó una ceja, —28 años, soy nueve años mayor que tú.

¡Efectivamente, hasta la edad coincidía a la perfección!

Ángeles suspiro, y como no había nadie más alrededor, extendió la mano para levantar la ropa de Bárbara.

Ángeles recordaba que, en ese entonces, vio una herida atravesada en el abdomen de su compañera de celda, una profunda cicatriz que daba miedo.

Pero cuando levantó la ropa, vio el abdomen de la mujer, tenso, con una bonita línea de abdominales, las curvas fluidas llenas de la fuerza de años de entrenamiento, los músculos abdominales eran evidentes, mostrando de esta forma una feminidad salvaje y audaz.