El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 575

El subordinado tomó atento la nota; evidentemente, no era la primera vez que hacía algo así. No mostró sorpresa alguna, se inclinó respetuoso y se retiró sin más.

Emiliano se sentó solo junto a la ventana, observando ensimismado la luna en el cielo. Sin embargo, en su mente, de manera inesperada, surgió el rostro de una persona delicada y radiante.

Sonrió y, dirigiéndose al vacío, murmuró en voz baja: —Ángeles, eres una mujer bastante interesante, pero lamentablemente... este es tu fin.

...

Esa misma noche, aunque con un clima distinto, en Ríoalegre caía una lluvia torrencial acompañada de fuertes vientos, relámpagos y truenos.

Donde los González, Emilio escuchaba con detenimiento el informe de su subordinado. Al enterarse de que Vicente había quedado ciego luego de salir de la selva, no pudo evitar reírse con malicia, disfrutando enormemente del momento.

—¡Vaya, vaya, Vicente también había sufrido ese destino!

El subordinado continuó con el informe: —La última noticia nos llegó desde el interior de la familia Pérez. Según parece, Vicente quedó ciego debido a un terrible envenenamiento, y el veneno fue tan potente que lo dejó en coma durante tres días. Aún no ha despertado.

—¡Esto es aún mejor!

Emilio se movió algo inquieto en su asiento, ordenando que prepararan un avión para partir esa misma noche hacia Luz de Luna.

Los subordinados ya no se sorprendían por esa actitud; desde que Emilio se contagió con magia negra, solía visitar con frecuencia Luz de Luna.

Sin embargo, sus razones no necesitaban explicación.

Aunque siempre lo mantenían afuera, nunca recibía una sonrisa al llegar, nada de eso podía frenar su entusiasmo.

El subordinado encargado del informe aclaró enseguida la garganta continuó: —Señor Emilio, hay algo más, es sobre Ángeles.

Durante este tiempo, aunque Emilio no estuviera en Luz de Luna, había dejado gente para vigilar a Ángeles en secreto, por lo que conocía todos sus movimientos.

Este conocimiento sobre las actividades de Ángeles fue lo que facilitó el "encuentro" en la selva.

Al oír mencionar a Ángeles, Emilio dejó de sonreír y le preguntó de inmediato: —Habla.