Resumo do capítulo Capítulo 588 do livro El Regreso de la Heredera Coronada de Internet
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El asistente con el termómetro se quedó perplejo al verlo. ¿Acaso una simple medición de temperatura que se completaba en un instante también requería tanto afán?
Así que rechazó la oferta: —Tranquilo no es necesario, terminaré enseguida.
Pero Juan le arrebató el termómetro sin darle opción, más bien arrebatándoselo que tomándolo.
—Yo lo haré.
El asistente se sintió ene se instante sin palabras, frotándose la muñeca adolorida y quedando sorprendido: —Vale, hazlo tú.
A Juan no le importaba lo que pensaran los demás. Desde que tenía uso de razón, las miradas frías y el desprecio absoluto nunca habían cesado a su alrededor, nunca prestaba atención a las miradas de los demás.
Mientras pudiera lograr su objetivo, ¡estaba dispuesto a hacer cualquier tipo de sacrificio!
Por ello, se había esforzado tanto en crear una imagen de lealtad ante los demás, sin importarle ser menospreciado por todos.
Apretando el termómetro en su mano, Juan caminó con firmeza paso a paso hacia Vicente.
Usando su cuerpo para bloquear la visión de las personas detrás de él, rápidamente sacó la jeringa con veneno de su bolsillo, quitó la tapa e inyectó todo su contenido en la bolsa de suero intravenoso de Vicente.
El líquido venenoso se mezcló enseguida con la solución de la bolsa de suero.
¡En media hora, Vicente moriría envenenado!
Cuando eso sucediera, no habría ninguna herida en el cuerpo de Vicente, ¡toda la causa estaría simplemente en esa bolsa de suero!
¡Los únicos sospechosos y responsables d ee todo esto serían los miembros del equipo médico!
Después de hacer todo esto, Juan escondió con discreción la jeringa tapada de nuevo en su bolsillo, y luego caminó con naturalidad hacia el asistente con el termómetro ya utilizado: —Listo, 36.6 grados Celsius, temperatura normal.
El joven asistente agradeció, anotó la temperatura en el registro y no dijo nada más.
Juan relajó su cuerpo y luego encontró una excusa para salir apresurado de la habitación de Vicente.
Tenía que deshacerse enseguida de la jeringa en su bolsillo, ¡para evitar que descubrieran que había sido él quien había manipulado todo cuando Vicente se envenenara!
Vicente miró de reojo a Hugo: —¿Crees que lo sé todo?
Hugo, avergonzado por esto, se rascó la cabeza y no se atrevió a preguntar más.
Vicente se incorporó de inmediato y dijo con desinterés:
—Para fingir su muerte necesitaba un culpable. Por qué culpó a Rafael, supongo que primero porque Rafael estaba en esa zona marítima en ese preciso momento, y segundo, porque quien estaba detrás de él tenía cuentas pendientes con la familia Castro.
—En cuanto a tu otra pregunta, tal vez fue la familia Ruiz. La familia Ruiz estuvo involucrada en la selva. Juan debió haberse unido a la familia Ruiz, o llegado a un acuerdo con Emiliano; ellos están confabulados.
Todo lo que Vicente decía eran simple conjeturas, pero sus suposiciones casi siempre se acercaban a la realidad.
Hugo comprendió y se dio una palmada en el muslo: —¡Me estaba preguntando! ¡Tal vez las explosiones por toda la selva también fueron obra de ese traidor del Juan!
Cuando estaban desactivando la serie de bombas, Hugo había notado que el tipo de explosivos usados provenía de la familia Pérez, ¡y ya entonces sospechaba que había un traidor interno!
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