El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 661

Ella no tuvo una infancia feliz, desconocía lo que la felicidad infantil significaba; sin embargo, a veces imaginaba que compensaría a su propio hijo con todo el amor que ella jamás recibió.

Entregaría todo lo que nunca tuvo ni experimentó, haría cuanto estuviera en su mano para asegurarse de que su hijo lo poseyera.

Pero aún no era el momento.

Ángeles y Lourdes se saludaron y conversaron brevemente antes de entrar al restaurante situado detrás de ellas.

Vicente jugueteaba con su sobrino; un chasquido de dedos y un pellizco en la mejilla bastaron para desatar la risa de Martín, cuyo sonido era dulce y claro. El pequeño, rechoncho y encantador, provocaba simpatía a su alrededor.

Lourdes, a su lado, estaba a punto de intervenir cuando de repente escuchó a Vicente decir: —Hermana, estoy planeando una boda.

—Por supuesto,— respondió Lourdes sin dudar, giró la cabeza hacia el restaurante, lo suficientemente alejada como para que Ángeles no pudiera oírla, y preguntó: —¿Has hablado de esto con Ángeles o será una sorpresa?

Vicente levantó una ceja, sorprendido por la idea de una boda sorpresa, consciente de que todo debería ser del agrado de la novia.

Lourdes suspiró levemente: —Ah, hablando de bodas, la mía en medio de la ceremonia justo...

Comenzó a hablar sin pensar, pero se detuvo abruptamente, cerró la boca con una expresión complicada, sintiendo amargura en su interior.

Una vez creyó que ella y Juan estaban enamorados, listos para compartir una vida juntos, llena de dulzura y sin dudas.

Pero, ¿quién hubiera imaginado que Juan, quien la llamaba esposa a diario, a sus espaldas la llamaba "la vieja"?

En aquel entonces, ella estaba ciega; probablemente Juan y Belén no desaprovechaban oportunidad alguna de ser cariñosos delante de ella, sabiendo que no podía ver.

—Dejemos eso, trae mala suerte, — dijo Lourdes escuetamente, y con ternura tocó el rostro de Martín, antes de decirle a Vicente: —No deseo nada más ahora, solo quiero que tú y Ángeles vivan bien.

Sin embargo, pensó en rechazar la invitación de Ximena para no causarle más problemas.

Ximena pareció bastante decepcionada; su tono de voz se desplomó al preguntar: —Ángeles, ¿entonces puedo contactarte en el futuro?

—Sí.

Tras aceptar, Ximena se alegró inmediatamente, tan emocionada como si hubiera logrado un sueño de fan.

Esto hizo que Samuel, que estaba al lado de Ximena, sintiera celos y murmurara justo lo suficiente para que Ángeles lo escuchara a través del teléfono.

—Menos mal que es una chica, si fuera un chico, me enojaría...