El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 679

Ángeles observó todo esto con sus propios ojos, sintiendo que la escena tenía un aire extrañamente familiar, casi como un deja vu. Antes de que pudiera aclarar sus pensamientos, su instinto corporal ya había reaccionado.

Ella avanzó bruscamente, en ese instante fugaz, y jaló a Emilio.

La daga voló hacia la nada, rozando apenas el brazo izquierdo de Emilio, cortando solo la tela de su bien cortado traje.

Nadie esperaba que Ángeles interviniera, mucho menos que ayudara a Emilio.

La mirada usualmente desenfadada de Vicente se llenó de asombro.

Los otros subordinados presentes también se quedaron paralizados.

En ese momento de caos, se oyó un sonido sordo, como el de una daga clavándose en la carne; Emilio había agarrado firmemente la daga y, sin dudar, la hundió en el pecho de Lourdes.

En ese instante, parecía como si el tiempo se detuviera.

Un silencio mortal reinaba alrededor, todo el aire y el oxígeno parecían haber sido succionados, todos los presentes se quedaron con los ojos abiertos de par en par ante esta escena revolucionaria, como una pantomima tomada por sorpresa.

Si hubiera un botón de rebobinado, se vería claramente que todo ocurrió en el momento en que Ángeles extendió la mano para jalar a Emilio,

La daga afilada rozó su brazo y él, con un movimiento rápido, la recuperó y la apretó en su palma.

Luego, aprovechando el momento en que los otros subordinados de la familia Pérez se lanzaron hacia adelante para detenerlo, empujó a Ángeles hacia afuera y, en ese instante fugaz, clavó la daga en el pecho de Lourdes.

Ángeles giró la cabeza bruscamente solo para ver a Lourdes caer con palidez en su rostro y su figura delgada colapsando.

Un viento fuerte pasó detrás de ella, era Vicente quien se lanzó hacia adelante y atrapó el cuerpo caído de Lourdes, en ese momento en que Ángeles encontró la mirada de Vicente, el fuego y el odio ardientes en sus ojos oscuros la quemaron momentáneamente.

Ángeles se quedó paralizada en su lugar por unos segundos, incapaz de moverse, mientras los subordinados de la familia Pérez rápidamente avanzaban y sujetaban a Emilio firmemente.

¡La herida era demasiado profunda, casi mortal!

Incluso si Vicente no confiaba en ella, no había nadie más aquí que supiera de medicina, ni tiempo para llevar a Lourdes al hospital para recibir tratamiento.

Pero su medicina podría funcionar.

Con la vida de un ser querido en juego, Vicente cedió. Retiró su mano y observó con expresión inexpresiva cómo Ángeles administraba las dos pastillas a Lourdes.

Bárbara abrió la boca como si quisiera decir algo, pero al final se contuvo.

Porque solo ella sabía el valor y el origen de esa medicina.

Eso fue antes de llegar a Ciudad Solerana, cuando Ángeles pensó que Vicente había tenido un accidente, se encerró en el laboratorio de alquimia y, utilizando numerosos ingredientes caros y raros, finalmente logró crearlo.