El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 697

O era una ilusión suya, o la persona que la seguía era extremadamente cautelosa.

El tiempo era ajustado, y el celular de Ángeles volvió a sonar con un tono urgente. Ella echó un vistazo sin responder y estaba a punto de tomar un taxi cuando un SUV negro se detuvo frente a ella.

Eran subordinados de la familia González.

Ángeles se mostró algo resignada y comentó: —Ya dije que iría por mi cuenta, no necesitaban venir a buscarme.

El subordinado de la familia González respondió humildemente: —Es difícil conseguir un taxi por aquí. Señorita Ángeles, ¿podría subir al auto? La situación del señor Emilio es complicada, todos le están esperando.

Dado que lo pusieron de ese modo, ¿qué más podía decir Ángeles? Se subió al vehículo.

El SUV negro arrancó con firmeza y pronto se integró en el tráfico denso de las calles concurridas de Ciudad Solerana.

En el hospital.

Una persona se inclinó frente a Vicente, informando en voz baja: —Señor Vicente, la señora Ángeles salió y subió a un SUV negro. Acabo de verificar, y los que están en ese vehículo son subordinados de la familia González.

Claro, otra vez Emilio.

Todo tenía que ver con Emilio.

El asunto urgente de Ángeles era ir a ver a Emilio.

Una vez más, lo había dejado por Emilio.

Vicente soltó una risa sin sentido, pero era una risa que no alcanzaba a iluminar sus ojos, cargada de autodesprecio y una atmósfera ominosa.

Los subordinados alineados en el pasillo bajaron la cabeza, quedando en silencio absoluto, tratando de hacerse lo más pequeños posible.

Cualquiera podía ver que el estado de ánimo de Vicente era terrible, su emoción estaba al borde de estallar.

Ahora, finalmente había noticias.

Vicente levantó la mirada y observó a Hugo, preguntando: —¿De dónde viene la información? ¿Qué dice el mensaje?

—La información proviene del Centro Nacional de Inteligencia. Interrogaron al hombre de negro que fue capturado y que antes estaba con Emiliano. Después de ser interrogado, reveló algo de información y mencionó un lugar.

Hugo encendió su tableta y mostró las coordenadas, que apuntaban a un punto en el océano profundo. La vista satelital solo mostraba un vasto azul profundo, sin signos de ninguna isla.

—Ese hombre de negro dijo que el destino de Emiliano está allí. También mencionó que para localizar el lugar del mapa, se deben cumplir ciertos tiempos y condiciones específicas.

—¿Qué condiciones? —preguntó Vicente.

Hugo sacudió la cabeza: —No lo sabe, el hombre de negro no quiso revelar más, solo dijo que el clima de este año es la única vez en la última década que se pueden cumplir las condiciones para encontrar esa isla. Si se pierde esta oportunidad, nadie más podrá encontrar ese lugar nunca más.