El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 73

Rafael se ha sentido culpable desde aquel día en que visitó la Casa Aguilar. Debía haber rechazado la propuesta de matrimonio que Pedro quería organizar entre Ángeles y Oscar, pero al final... aceptó.

Lo hizo para salvarse a sí mismo.

Desde otra perspectiva, parecía como si entregara a su propia hija como si fuera una mercancía.

Ángeles, que solía optar por quedarse en la escuela en lugar de regresar a casa, proporcionaba un respiro a Rafael. Cada vez que la veía, se sentía tan culpable que no podía mirarla a los ojos.

Nancy estaba aún más confundida. La última vez en el coche, le había dado una bofetada a Ángeles, y el recuerdo de su hija perdiendo el control la perseguía profundamente.

Era la primera vez que sentía que no conocía a su hija, incluso experimentaba un extraño temor.

Paula se había vuelto más discreta que antes, pues su rostro aún no estaba completamente curado. Envuelta en vendajes, debía ser muy cuidadosa al comer.

Al ver a Ángeles, Paula deseaba poder volverse invisible, temiendo que Ángeles pudiera buscar problemas con ella de nuevo.

Las tres personas en la mesa tenían pensamientos diferentes.

Incluso la atmósfera estaba algo tensa.

Ángeles ya se había acostumbrado a sentirse aislada dondequiera que fuera, de todos modos, a ella no le importaba.

Abelardo colgó el teléfono y entró desde el exterior, notando inmediatamente que algo no estaba bien, y frunció el ceño ligeramente.

Casi al mismo tiempo, al verlo, los tres en la mesa exclamaron con sorpresa y alegría, disipando instantáneamente la tensión opresiva.

Rafael, fingiendo enojo, dijo: —Tú, ¿todavía te dignas a volver?

Nancy estaba extremadamente feliz; al levantarse, la silla raspó el suelo con un sonido chirriante. Se acercó a él, visiblemente emocionada: —¿Cómo que vuelves sin avisar? Si hubiéramos sabido, tu padre y yo habríamos ido al aeropuerto a recogerte. ¡Pareces haber adelgazado, debes estar agotado!

—Nada más... —Nancy desvió la mirada, incómoda ante los ojos de Abelardo, sintiéndose un poco culpable.

Paula, con un brillo astuto en sus ojos, dijo sonriendo: —Oh, sí, hay algo grande. ¡Ángeles va a comprometerse con Oscar, y la boda es en dos semanas! Es una gran noticia.

Al oír esto, Abelardo frunció aún más el ceño: —¿Con quién? ¿Oscar? Pero Oscar estaba con...

No terminó la frase, pero todos entendieron a qué se refería.

Oscar y Paula eran la pareja reconocida.

—Hermano, eso ya pasó... —Paula forzó una sonrisa, aunque sus ojos se humedecieron ligeramente.

Abelardo, con los labios apretados, se acercó a la mesa y miró a Rafael: —Papá, después de cenar, hablemos en el estudio.