El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 83

Ángeles sonrió, pero su sonrisa no llegó a los ojos; en cambio, se tiñó de un matiz burlón.

¿Había llegado Paula tan temprano solo para usar esa excusa tan endeble y retener a Gonzalo tanto tiempo, permitiendo a Lucía la oportunidad de actuar?

Los fragmentos de vidrio que pisaba indicaban que Lucía había entrado furtivamente mientras ella había salido del sótano a buscar el botiquín.

Todos esos frascos en el estante, llenos de medicamentos y venenos; si faltara alguno o el orden de estos se alterara, sería imposible notarlo.

Interesante.

Ángeles tomó una profunda respiración, reprimiendo cualquier pensamiento de ira o desilusión en su corazón, y continuó concentrándose en su lectura.

...

Al mismo tiempo, después de ayudar a la cojeante Lucía a salir del sótano y observar que Gonzalo y Ángeles no subían, Paula soltó su mano con una expresión de disgusto.

—¿Conseguiste el objeto? Dámelo.

—Lo conseguí. —Respondió Lucía, apretando los labios y pálida. —Pero esto es veneno, ¿para qué lo quieres?

Esta pregunta ya se la había hecho antes a Valeria.

Pero Valeria no se la había respondido.

Ahora que Lucía había obtenido secretamente el veneno y antes de entregarlo, sentía una creciente ansiedad, especialmente después de leer las palabras "altamente tóxico" y "sin antídoto" en el frasco, su corazón temblaba.

¿Y si el veneno era para matar a alguien?

¿Se convertiría ella... en cómplice?

El veneno no lo fabricó ella, ni lo robó, así que no habría evidencia alguna. ¿Quién podría saber que fue ella quien lo puso?

Lucía, furiosa, dijo: —¡Podría denunciarlos!

—Entonces ve y hazlo ahora mismo. Pero no olvides que tu madre sigue en el sanatorio, y Valeria se asegura de que le administren tranquilizantes todos los días. ¿Y si un día cambian eso por otra cosa? Jaja...

Paula se tapó la boca y soltó una risita, luego añadió: —Casi olvido, parece que también acabas de escapar de ese pueblo, déjame adivinar, ¿fue Ángeles quien te salvó?

Lucía se puso pálida al ver su reacción.

Paula, aún más segura de su suposición, continuó: —No es de extrañar que siempre te mantengas tan cerca de Ángeles, llamándola tía cariñosamente. Entonces, ¿por qué no escaparon juntas y cómo Ángeles resultó herida?

Una vez que se entiende una cosa, las respuestas a lo demás parecen obvias.