El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 162

Daniel.

Él era el hijo ilegítimo de Víctor.

Los ojos de Andrés, oscuros como tinta, revelaban su preocupación: —Él estaba en Solévia y aún tenía la capacidad de manipular eventos en otros lugares.

Jorge se encontraba inquieto al lado, sin atreverse a respirar con fuerza.

Andrés, con voz fría, declaró: —Ya que ha empezado a moverse, no veo por qué debería ser cortés con él. ¿Escuchaste que consiguió un gran proyecto en Solévia recientemente?

Jorge respondió: —Sí, lo cerraron hace poco. En los últimos años, Daniel no solo había estado desarrollando su influencia en Solévia, sino que también había establecido personas y bases en algunos países pequeños de alrededor.

Andrés esbozó una sonrisa irónica y dijo: —Envíale un regalo de bienvenida, ese proyecto no puede continuar.

Jorge asintió: —Sí.

Andrés preguntó de nuevo: —¿El asesinato de Alma también fue obra de la gente de Daniel?

—Sí,— respondió Jorge, con un semblante grave. —Probablemente pensó que Alma ya no era de utilidad, así que la mató.

Los ojos de Andrés se entrecerraron, y un frío glacial se desprendió de ellos instantáneamente: —Eso ciertamente parece estar en línea con su modo habitual de operar.

Despreciando la ley, matando sin dudar, totalmente inhumano.

Con una expresión severa, Andrés afirmó: —Ya que está tan desocupado, vamos a encontrarle algo de qué ocuparse. En Solévia, ponte en contacto con Hugo para que nos ayude a lidiar con Daniel. Debemos arrebatarle ese proyecto, no podemos permitir que continue.

—¡Sí!

...

En la villa privada de Daniel en Solévia.

El celular en la mesita de noche había estado sonando durante mucho tiempo.

Después de colgarse automáticamente, sonó de nuevo, como un hechizo.

—Señor Daniel... su celular ha estado sonando durante mucho tiempo, hmm... ¿No va a contestar?— preguntó la mujer, jadeando ligeramente.

Daniel no dijo nada, sus ojos apasionados llenos de risas, su frente perlada de sudor fino. Naturalmente guapo, su apariencia, teñida de deseo, le añadía un encanto adicional.

La mujer, con la respiración entrecortada, quedó cautivada por sus ojos, entregándose por completo a sus deseos.