El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 259

Luisa mostró una mirada burlona, —¿Cómo no iba a saberlo? Él casi me mata.

...

Jaime guardó silencio un instante. —Ya que lo sabes, te lo diré sin tapujos: tu hombre lastimó a nuestra gente, nos causó grandes pérdidas, así que solo nos queda herir a su mujer. Considéralo un regalo de vuelta para él.

—¿A quién te refieres?— Luisa curvó los labios en una sonrisa sarcástica. —¿No estarás hablando de Andrés, ¿verdad? Ja, ¿no sabes que ya terminamos hace tiempo? Si buscas vengarte de su mujer, se equivocaron de persona. Ya no tengo nada que ver con él.

Jaime soltó una risa fría. —¿Su mujer quién más sino tú?

—Con todo el escándalo en las noticias del espectáculo, ¿no ven lo que pasa? Ahora se la pasa todo el tiempo con una actriz. ¿Son tontos? ¿Por qué me buscan a mí?

Un momento después, Jaime, con voz helada, dijo: —Aún no sabes si Andrés rompió el compromiso contigo para no involucrarte, ¿verdad?

Luisa soltó una risa burlona. —Me sobreestimas demasiado. Él ya hizo oficial su relación con la actriz de manera muy pública, ¿y aún vienen conmigo?

Jaime sonrió sin poder evitarlo. —Señorita Luisa, ¿en serio no sabes o te haces la desentendida? La estrella con la que Andrés tiene un escándalo es su prima.

Luisa se quedó congelada al escuchar eso. Incrédula, abrió los ojos de par en par. —¿Qué dijiste?

—Ja.— Jaime, con tono burlón y frío, agregó: —Señorita Luisa, no sé si debo elogiar tu actuación o felicitar a Andrés por haberte protegido tan bien.

Luisa tenía la mirada llena de confusión. —¿Qué quieres decir?

Jaime era el guardaespaldas personal de Daniel y normalmente no se alejaba mucho de su jefe.

Pero recientemente, con la captura de Mateo, habían recibido un golpe devastador.

La gente que Daniel había enviado para asesinar a Andrés estaba muerta o incapacitada. Ahora, en su propio país, ya no le quedaban muchos hombres en los que pudiera confiar.

Ese día, Jaime había recibido la orden directa de Daniel: secuestrar a Luisa. Y ahora que lo había logrado, su misión estaba completa.

Luisa estaba atada de pies y manos, gravemente herida, y había perdido todo contacto con el exterior. Sola, no tenía la más mínima posibilidad de escapar.