El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 265

Patricia preguntó con preocupación: —¿Cómo van las cosas? ¿Hay noticias de Luisita?

—Fue una llamada de Andrés.

Víctor tenía el rostro nublado. Dudó un momento antes de hablar: —Luisita fue secuestrada. La persona que la secuestró fue... Daniel.

—¿Daniel?— Patricia consternada replicó de inmediato.—¿Otra vez él? ¡Pero si no tiene ningún conflicto con mi Luisita! ¿Por qué secuestrarla así, sin más? Si lo hizo para vengarse de Andrés por el compromiso que tenía con ella, eso ya terminó hace tiempo.

Patricia arrugó su cara.—El escándalo entre Andrés y Rocío está en boca de todos, y casi nadie sabe quién es en verdad la verdadera Rocío. Mucho menos Daniel. La familia González ha estado tan tranquila últimamente... ¿por qué Daniel entonces secuestra a Luisita justo ahora?

Patricia soltó todo esto de un tirón. Víctor la escuchaba con un dolor de cabeza que no dejaba de aumentar.

El tipo se frotó las sienes. —¡¿Y cómo yo voy a saberlo?! Andrés dijo que viene en camino. Esperemos a que llegue para hablar bien del plan. Ah, cierto... también voy a llamar a Miguel para nos ayude a resolver esto.

Patricia estaba genuinamente preocupada por la seguridad de Luisita. Tan solo pensar que había sido Daniel quien la secuestró la hizo radicar su mirada en Víctor y murmurar: —¡Daniel! ¡Otra vez Daniel! Víctor, ¡mira lo que provocaste! Si no hubiera sido por lo que hiciste en ese entonces...

Al escucharla mencionar el pasado, Víctor se irritó de inmediato y perdió la paciencia.

Respondió con tono áspero: —¡Ya basta! ¡No empieces otra vez! ¡Eso pasó hace ya años! ¿De qué sirve seguir hablando de eso? Mejor cálmate y esperemos a que Andrés llegue para pensar en cómo rescatar a Luisita.

Al ver que Víctor le hablaba de esa manera, Patricia explotó. Su voz subió aún más de tono.

—¿Que yo estoy sacando el pasado? ¿¡Qué quieres decir con eso de que estoy sacando el pasado!? Víctor, respóndeme con la mano en el corazón: ¿cuándo yo te he fallado? ¡Desde que me casé con la familia Martínez he hecho todo por ustedes, lo he dado todo!

—¡Ya basta!—gritó Víctor con dureza, interrumpiéndola.—¡Este no es momento para pelear!

Dicho esto, se levantó furioso, dio media vuelta y subió las escaleras sin mirar atrás.

En la sala, Patricia se quedó sentada en el sofá, con los ojos enrojecidos de la rabia.