El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 335

Resumo de Capítulo 335 : El Secreto de Mi Prometido

Resumo de Capítulo 335 – Uma virada em El Secreto de Mi Prometido de Internet

Capítulo 335 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Secreto de Mi Prometido, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Multimillonario, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

—Está bien. —respondió Francisco con una sonrisa.—Para mí sinceramente es todo un honor.

Luisa tenía un marcado sentido de la ambición profesional; una vez que empezaba a hablar de trabajo, era difícil detenerla.

Francisco había sabido elegir bien el tema.

La conversación se prolongó durante toda la tarde.

El sol se ocultó.

Sin que se dieran cuenta, cayó la noche.

Y con el caer de la noche, Ana ya tenía lista la cena.

Miguel y Carla estaban fuera, asistiendo a una cena, y no regresarían esa noche para comer en casa.

Ana preparó la cena para Francisco y Aída.

Violeta y Aída se llevaban de maravilla. Violeta tomó la mano de Aída y bajaron juntas.—Aída, quédate a cenar en mi casa esta noche.

—Violeta, yo tengo que preguntarle primero a mi mami. Ella está en casa esperándome para cenar. —respondió Aída con dulzura.

En ese momento, Francisco intervino de pronto: —Tu mamá llamó hace un rato. Dijo que, si quieres quedarte a cenar aquí, puedes hacerlo y después regresar a casa.

—¿De veras? —Los grandes ojos brillantes de Aída se iluminaron.—Entonces por supuesto que quiero quedarme a cenar con Violeta.

—¡Qué bien! —exclamó Violeta, llena de alegría.

En la mesa, las dos niñas se sentaron juntas.

Francisco se ubicó frente a ellas, al lado de Luisa.

—Me da mucha vergüenza con usted, abogada Luisa. —dijo Francisco con una sonrisa.— Me puse a hablar del caso y se me fue el tiempo y además, vine a cenar de gorra.

Nadie sabía que, aunque lo decía con tono apenado, por dentro estaba encantado.

Eso era exactamente lo que él deseaba.

Luisa esbozó una leve sonrisa.—¿Y tú por qué tan formal? Solo es una cena. Mas bien soy yo quien debería darte las gracias. Hacía mucho que no veía a Violeta tan feliz.

Francisco respondió.—Ver a las niñas divertirse tanto también me alegra.

Ana sirvió el último plato.

Francisco le hizo una seña a Aída, que estaba sentada frente a él.

Se refería a lo que habían acordado previamente sobre pedirle a Aída que le solicitara una foto.

Eso ya lo tenían pactado de antemano.

Aída debía buscar la oportunidad para pedírselo.

La recompensa era una muñeca de edición limitada, muy bonita.

Cuando Aída escuchó que recibiría la muñeca que tanto deseaba, aceptó encantada.

Esa noche, Francisco publicó una entrada en Facebook.

El texto decía: Aída ha hecho una nueva amiga. Yo aproveché para quedarme a cenar.

La primera foto era una imagen de Aída y Violeta juntas. La segunda era la foto de la comida, donde casualmente se veía el perfil de Luisa.

Luisa, al verla le dio un me gusta.

Muy pronto, Juan hizo una captura de pantalla de esa publicación. —con el me gusta de Luisa incluido.— y se la envió a Andrés.

[¿Qué está pasando?]

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