O romance El Secreto de Mi Prometido foi atualizado Capítulo 94
com muitos detalhes inesperados, removendo muitos nós de amor para o protagonista masculino e feminino. Além disso, o autor Internet é muito talentoso em tornar a situação extremamente diferente. Vamos seguir o Capítulo 94
de El Secreto de Mi Prometido AQUI.
Pesquisa por palavra-chave:
Novela El Secreto de Mi Prometido Capítulo 94
Novela El Secreto de Mi Prometido de Internet
Luisa había estado preocupada toda la tarde por él. Ahora que Andrés estaba fuera de peligro, quería ir a verlo.
Después de todo, él había recibido esa puñalada por ella.
—¡Hazme caso! ¡Vámonos a casa!—le ordenó Miguel con severidad.
Luisa negó y, con la mirada firme, respondió: —Papá, sé que estás muy enojado, pero no puedo irme a casa tan tranquila todavía. Andrés arriesgó su vida por mí, no tengo razones para no ir a verlo. Si despierta y no me ve, se pondrá muy triste.
Don Manuel, complacido al escucharla, miró a Miguel.—Miguel, hace un momento mi esposa fue demasiado impulsiva con sus palabras. Te pido disculpas, no lo tomes a mal.
Víctor intervino también: —Sí, además, estoy seguro de que Andrés quiere abrir los ojos y la primera que quiere ver es a Luisa.
Patricia añadió: —Miguel, no te enojes. Que los dos chicos se amen tanto y luchen el uno por el otro es algo bueno.
Dado que incluso don Manuel, un hombre tan poderoso como él, estaba bajando la cabeza para disculparse, Miguel ya no podía seguir insistiendo.
Doña Ximena, sin duda alguna, había sido irracional, pero al menos el resto de la familia Martínez sabía comportarse con sensatez.
Después de un momento de silencio, Miguel miró a Luisa y suspiró: —Está bien, quédate un rato. Yo volveré a casa a ver a tu hermana.
Cuando Miguel se fue, Luisa volvió a disculparse por haber actuado impulsivamente.
La señora Patricia suspiró y le tomó cariñosa la mano.—No te culpes más, hija. Nada de esto es tu culpa. Sé que tampoco querías que Andrés saliera herido. Al final, todo esto fue un error de nuestra familia, y tu padre tenía razón en lo que dijo.
Los ojos de Luisa se llenaron de lágrimas.—Quiero ir a verlo.
—Vamos juntas.—dijo Patricia, tomándola de la mano.
...
Cuando Andrés abrió los ojos, lo primero que vio fue el preciso rostro preocupado de Luisa.
Al verlo despertar, Luisa sintió un nudo en la garganta y no pudo evitar que las lágrimas rodaran por su delicado rostro.
—Andrés, por fin despertaste.
Andrés intentó sonreír y le habló con voz suave: —No llores... Sabes no me voy a morir.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Secreto de Mi Prometido