~Scarlett~
Esta vez, cuando fui a la casa de los Fuller, llevé mi maleta. Iba a hacer mi debut frente a la reina de la actuación, así que necesitaba ir bien preparada.
Me quedé unos días en casa de Aurora para descansar y... Bueno, para divertirme, ¡está bien! Ya estaba de vuelta para trabajar en la película ahora que me quedaba en la ciudad. Las grabaciones empezaban en dos semanas, así que disfruté mi libertad limitada sola en el apartamento, haciendo las últimas correcciones al guion y descansando.
Logramos convencer a Lilith de que se mudara con Aurora, las dos eran unas adictas al trabajo. Se merecían estar juntas.
En el segundo día de trabajo de Lilith —ese día en que ambas ya se levantaban súper temprano y regresaban tardísimo— agarré mi maleta y me fui directo a mi trabajo o mejor dicho al campo de batalla
Esta vez, iba con todo.
Henry, el portero, me dejó entrar, sonriente y sin sospechar nada. Esa es la ventaja de tener enemigos hipócritas, todo se mantiene en privado, y a veces hasta es conveniente para ambas partes.
Ava fue la primera en verme.
Me paré justo frente a ella y le tapé el sol.
—¿¡Qué demonios haces aquí?! —me dijo apenas me vio— ¿Cómo te atreves a aparecerte después de...?
—Vine a sacarte a patadas de tu maldita habitación —le dije tranquila— Así que ve llamando a mamá y a papá, porque no tengo tiempo para charlas inútiles con mentirosos.
—¿¡Qué carajos dijiste?! —me dijo entre dientes, más sorprendida que enojada— ¿Estás perdiendo la...
—No estoy perdiendo nada —le hice un gesto con mi bolso— Solo estoy grabando. Así que más te vale cuidar lo que dices...
Ava me rapó el bolso y lo lanzó a la piscina. El golpe fue tan fuerte contra el agua que llamó la atención de sus amigos, los de verdad. Lo cual significaba que Sebastián no estaba ahí.
Seguramente estaba en su oficina, probablemente maldiciendo, ya que últimamente Adrián le estaba dando dolores de cabeza. No le daba ni un segundo libre para Ava.
—Me alegra que hayas hecho eso —le dije sonriendo mientras levantaba la mano. Cerca, escondido en unos arbustos salió mi fotógrafo, con la cámara en el hombro— Te lo presento. Él es Lucas, mi camarógrafo. Y si te portas bien, te dará el guion. Pero primero ve a buscar a mamá y papá.
Los ojos de Ava miraron la cámara y luego a mí, pero la actriz dentro de ella empezó su interpretación.
Ava se rio frente a la cámara, acaso estaba perdiendo el control?
—No creo que puedas quererme —dijo con cara de tristeza, mirando de perfil a la cámara — Siempre he sido buena contigo, y eso no significa nada para ti...
Tengo que admitirlo. Ella es buena actriz. Sabe cómo usar la cámara y lanzar frases fuertes al instante.
—Esta vez sí —le dije con una sonrisa , sabiendo que iba a explotar en cinco minutos y eso iba a ser genial— Porque tú vas a suplicar que mamá y papá me dejen quedarme con tu cuarto.
—¿¡Qué carajos...?! —Ava se detuvo de golpe, mirándome fijamente.
Retrocedí un paso, tomando distancia y sonriendo por encima de su hombro:
—Mamá, papá... ya regresé.
Sus caras eran de puro terror. Como si hubieran visto un fantasma.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico