~Scarlett~
Debo admitirlo, Oliver Scott sí que era un muy buen actor.
No le había añadido demasiados matices al personaje de Adrián en la película. En la historia, él era solo un admirador, divertido, juguetón, con un amor genuino. Personajes planos como ese no suelen enganchar tanto al público. No era un rol esencial en la trama, sino más bien un extra oculto... solo para mí.
Pero Oliver Scott lo volvió irresistible.
Construyó un chico malo, molesto, temido y a la vez admirado por sus compañeros, que hacía las cosas a su manera, lo opuesto al caballero blanco. Aun así, no parecía un villano, sino algo así como un alter ego, un antihéroe.
Si el amor entre el chico y la chica a la que salvó era como un dulce pastel de queso, entonces sus sentimientos hacia "Scar" eran como un tazón de alitas picantes: peligrosas pero seductoras, intimidantes pero adictivas.
—Sé que no soy exactamente lo que imaginaste para este papel —dijo Oliver Scott al terminar la escena, caminando hacia mí— pero convencí al director de que me dejara mostrarte lo que puedo sacar de este personaje. Le veo potencial y creo que puede ser mucho más que un papel secundario.
Y vaya que lo logró. Casi convirtió su historia de amor en algo tan intenso como la de los protagonistas.
—Quizás... —dudé. Admito que él no me agradaba por culpa de Damian Vanderbilt, pero esa no era una razón válida para quitarle el papel — Supongo que...
—Tú eres la lobita, ¿no? Si el mal que haces es comerte los corderos... entonces yo voy a tenderte trampas.
Se agachó al lado de mi silla como un perro grande, apoyando el mentón sobre sus antebrazos cruzados en el descansabrazo mientras me miraba hacia arriba. Me encogí un poco en el asiento, nerviosa por su sonrisa.
¡Ni siquiera conocía a Adrián y, aun así, no solo entendió perfectamente mi historia, sino que supo darme exactamente la mirada que Adrián solía darme!
¡Este hombre era muy bueno actuando!
Está bien, me convenció. Puede que no me cayera bien, pero era el indicado para el papel.
—El director te eligió —desvié la mirada, sin querer admitir que su actuación me había ganado por completo— así que...
—No quiero su aprobación —dijo, y sonrió— Quiero la tuya. Me gusta Edward, el personaje de tu historia, y quiero darle vida. Por ti.
Vale, sí. Definitivamente sabía cómo tratar a las mujeres. Creo que por eso encajaba tan bien en este rol, sabía cómo hacer que alguien se sintiera especial.



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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico