Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico romance Capítulo 191

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Jack Fuller

Ava no se cortó la muñeca, solo quería tener una excusa para ver a Sebastián.

Nos enteramos de eso después de llevarla al hospital. No podía creer que nuestra hija, esa niña inocente que habíamos protegido tan cuidadosamente con todo lo que teníamos, algún día nos engañaría jugando con su propia vida. Pero, ¿qué opciones tenía cuando todo lo que quería mi pequeña era hablar con el hombre que amaba con locura?

¿Tenía otra opción que no fuese seguirle el juego? No la tenía, al igual que hace veinte años.

No entendía por qué estaba tan obsesionada con Sebastián Knight, pero vamos, ¿qué podía hacer un padre? Era rico, tenía una cara bonita y sobre todo, realmente se preocupaba por ella, muchísimo. Eso podía verlo. Además, tampoco estaba exactamente en contra de su ayuda hacia el negocio familiar.

Pero últimamente, ya no estaba interesado en ella. Scarlett finalmente lo logró, le robó el corazón y todos podían verlo. Todos menos Ava.

Ella no estaba bien con eso.

Era mi culpa, fracasé en hacer que Ava y Scarlett fueran verdaderas hermanas. Mi sentimiento de culpa hacia Scarlett arruinó cualquier posibilidad. Intenté ocultarlo, pero el peso de dos vidas es demasiado para la conciencia de cualquier hombre. No podía ver a Scarlett como mía. Cuando la veía, solo veía la sangre que no podía lavar de mis manos. Solo veía mi peor pesadilla, viva y caminando frente a mis ojos todo el tiempo, atormentando mis nervios.

Ava vio eso en mis ojos, y también comenzó a mirar a Scarlett con odio.

Quería terminar con todo eso.

Quería devolverle a Scarlett a su verdadera familia, que mi sangrienta pesadilla saliera de mi vida, dejándome sano y salvo con mi esposa e hija ahora curada. Quería que su hermano, con ojos tan afilados como un águila, dejara de hurgar en mi pasado.

El pasado podría arruinarlo todo. Sin embargo, ni siquiera podía contárselo a Ava. Ella no podría soportar ese tipo de peso e incluso si pudiera, no tenía corazón para permitírselo.

Pensé que usar sangre falsa para engañarnos era lo peor que Ava podía hacer, pero me equivoqué. Llamé a Sebastián para que viniera tal como ella exigía, y él dijo que vendría. Sin embargo, cuando entré a revisar a Ava, ¡descubrí que había desaparecido de la habitación!

¡Se escapó! Solo había un lugar al que podría ir, así que envié a Ryan, mi guardaespaldas más leal, a la casa de Sebastián para interceptarla. Solo esperaba que pudiera traerla de vuelta antes de que sucediera algo irrevocable.

Tal vez lo hizo. De otro modo, Ava no podría estar ahora mismo en la habitación.

—¡Por favor, la estás asustando! —me interpuse frente a Sebastián, viendo la cara pálida de Ava y el fino sudor en su frente. No me atreví a pensar en lo que pudo haber pasado, primero tenía que hacer que Sebastián se fuera.

—¿Qué hiciste? —Sebastián me ignoró, sus ojos como los de un águila seguían clavados en Ava.

Yo también quería saberlo, pero no en ese momento, no frente a él. Vi a Ava nerviosamente, aunque ella no me devolvía la mirada. Sus ojos estaban clavados en él.

—¿Todavía te importa? —murmura Ava, haciendo pucheros con cara de ofendida y lágrimas en sus ojos. Sus labios estaban tan pálidos como el papel, temblando mientras susurraba, podía escuchar el dolor en su voz.