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Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico romance Capítulo 30

POV de Scarlett

¿Escuché bien?

¿El hombre que nunca me trató como su esposa, que mantenía una relación con mi hermana mientras estaba casado conmigo, que me atormentó como si fuera su enemiga durante cinco años, ahora me acusa a de tomar nuestro matrimonio a la ligera?

¿Qué es nuestro matrimonio para él? ¡Nada más que basura!

"¡Este matrimonio fue una farsa!", contengo las ganas de gritarle, pero no puedo evitar que mi tono de voz se vuelva frío, "Nunca te lo tomaste en serio".

"¿Es así como justificas lo tuyo con Adrián?", suelta una risa incrédula, como si yo fuera la que estuviera haciendo el ridículo.

¿Adrián? ¿Le envié un mensaje y ya cree que soy yo la que lo engaña?

"¡No! ¡¿Qué tal si lo justifico con mi maldito esposo besando a mi hermana a mis espaldas?!"

Lo hice. No quería decirle eso para aumentar mi humillación, pero él tuvo que provocarme.

Pensé que podría ignorarlo, ¡pero me duele demasiado!

No le molesta que le salve a Ava una y otra vez, no le molesta cuando me quedo despierta preparándole un bocadillo porque el adicto al trabajo se olvida de comer, y no le molesta cuando organizo "nuestro hogar". ¡Él estaba por ahí besando a Ava mientras yo vivía en la ilusión de cuidar nuestra casa! ¿Cómo se atreve a venir y acusarme de algo?

"¡¿Tú... tú nos viste?!", abre los ojos, sorprendido.

¿Eso es lo mejor que puede hacer? ¿Hacerme esa pregunta tonta?

Sabía que la amaba, todo este tiempo. Entonces, ¿por qué me duele cuando lo confirma? Muevo la cabeza lentamente. Una enorme ola de decepción y humillación me abruma.

"Ni siquiera lo niegas", de repente me calmo. No le importa en absoluto. Yo lo forcé a casarse conmigo, pero él fue quien me usó como un banco de sangre para Ava, mientras pisoteaba mi corazón.

Nunca supe que era capaz de eso. Nunca le había levantado la mano a nadie. Pero hoy ya me sacó de quicio. Sus palabras hirvieron mi sangre cuando lo giró todo contra mí.

Sebastián se detiene por un instante, y al siguiente me agarra la muñeca y me acorrala contra la pared, con sus ojos fieros llenos de ira: "Tú..."

"¿Recuerdas cuál era el trato?", lo dejo inmovilizar mi muñeca contra la pared, junto a mi oreja, preguntándole con calma. Con cada palabra que salía de mis labios, mi garganta me dolía más y mis lágrimas estaban más cerca de derramarse.

¡Pero lo lograré! ¡No dejaré salir las lágrimas y HOY hablaré por mí misma!

Él frunce el ceño, aturdido por mi repentina pregunta. "¿Te refieres a la boda que me suplicaste...?"

Lo golpeo de nuevo. Suavemente esta vez, solo para interrumpirlo. Sus cejas se fruncen mientras me agarra ambas manos, inmovilizándolas contra mi espalda y presionando mi cuerpo contra el suyo.

Me zafó y mantengo la distancia, preguntándole de nuevo, palabra por palabra: "¿Cuál era el trato, Sebastián Knight?"

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