Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico romance Capítulo 94

Perspectiva de Sebastián

“¿Sr. Fuller?” Me dijo el médico mientras entraba con un montón de documentos, y yo me levanto.

“Emm, no... Mi apellido es Knight, Sebastián Knight”, le digo, frunciendo el ceño mientras extendía la mano por los resultados de los exámenes de Scar que el médico trajo para mí. “Scar... Scarlett Fuller es mi esposa”.

¿Ya no usa mi apellido? Sé que lo cambió en los papeles oficiales, pero...

Nunca la llamé Sra. Knight, como ella quería.

Con el ceño fruncido, el médico me miró con sospecha por encima de sus lentes, dudando.

“Puedo probarlo, tengo el certificado de matrimonio en casa” Como ni siquiera sabía dónde estaba, me froté la cabeza frustrado. No me gustaba que cada detalle me recordara cómo la había perdido. “Solo quiero saber si está bien, nada más”.

“Ella...” El ceño fruncido del médico se vuelve más profundo.

“¡Ya no eres su marido!” Adrián lo interrumpió al entrar con un tono frío, justo cuando el médico abría la boca. “Doctor, la Srta. Fuller no quiere que se comparta su información, especialmente con su exmarido”.

La palabra “exmarido” me pica.

“Ella es...” No veía la necesidad en entrar en una discusión por eso. “No vengo a hacerle daño. Solo quiero saber si está bien”.

“Si de verdad te importara, no te hubieras ido con Ava”, me dijo Adrián acercándose y bloqueándome el paso al médico. “Scar está bien, gracias por preguntar”.

Fui con Ava a preguntarle sobre la acusación de Liam. Por supuesto que negó todo, y ni siquiera creía que su respuesta importara a Scar. Pero sí elegí ir con ella en lugar de con Scar. La verdad es que tenía miedo... tenía miedo de que Scar me dijera que no me quería, y como el cobarde que soy, elegí huir.

“¿Ustedes...?” Pregunté, pero las palabras me dolieron tanto que no pude terminar. “¿La amas tanto?”

Y de alguna manera, logré destruirlo.

[Estoy en el auto. Baja cuando estés listo.] me escribió la abuela. Llegó en su propio auto. Me llamaba porque tenía algo que decirme.

Le di un último vistazo a la sala, me puse mi traje y me levanté, pero la persona que tanto extrañaba chocó directamente contra mí en la esquina. Yo estaba con la cabeza en las nubes, y ella estaba apresurada.

Gracias a Dios por eso.

“¡Ay, perdón!” Gritó con viveza al salir de mis brazos abiertos, y todo mi cuerpo extrañaba tocarla. Pero cuando me vio claramente, su mirada se volvió fría, con una leve sorpresa.

“Perdón.” rectificó su disculpa con frialdad, dándose un paso a un lado para pasarme por al lado.