Violeta se quedó con la vista fija en la puerta de la.biblioteca, por dónde un par de minutos antes había salido Olivia. Ella sonrió, definitivamente tener a Olivia a su lado, resultaba relajante y satisfactorio. Hubiese querido una hermana dulce y buena como Olivia, aunque tal y como le había dicho a ella, no creía que fuese un buen ejemplo.
Pensó en su madre, Lorena. . . tenía días en los que no hablaba con ella, hacía un par de días atrás su madre le dejó un par de llamadas perdidas.
Tomó su celular y marcó el número, repicó un par de veces antes de que su madre contestara.
—¿Violeta?
—Hola. . . — saludó sin más.
—Oh, que alegría que llames cariño. Comenzaba a preocuparme por ti. Hace días te llamé.
—Si, eh. . . he estado un poco ocupada.
—¿Cómo está Olivia?
—Esta muy bien, acaba de marcharse. Conversábamos un poco.
—Me alegra que estén bien. . . ambas.
—Tú, ¿Cómo estás?
—Muy bien, hija. . . últimamente no me he sentido bien— Violeta frunció el ceño — creo que debería ir pronto con el médico.
—¿Qué tienes?— se preocupó realmente.
—Me ya estado doliendo mucho el pecho, en ocasiones pareciera que me quedo sin aire. Seguramente será vejez — dijo y comenzó a reir— ya sabes, eso de que los años no llegan solos.
—Quiero que vayas al médico mañana mismo— le pidió llena de angustia.
—No hija, mañana no puedo. Tu padre se está esforzando para poder reunir lo necesario para pagar la consulta, en cuanto pueda, iré, te aseguro que no es nada grave, el médico ya me dirá que es por vejez.
—Te enviaré dinero, no te preocupes.
—No, Violeta, no quiero que sientas que seguimos siendo una carga, no tienes ninguna obligación, puedo esperar un poco más, hasta que tú padre consiga el dinero.
—No tienes porqué esperar, yo tengo dinero y te lo enviaré, eso es todo.
—Violeta, por favor, no— le rogó — no quiero que seas tan buena, no después de cómo nos hemos portado.
—Eres mi madre, puedo ayudarte y lo haré. Debo dejarte, te enviaré el dinero y llamaré para saber que ha dicho el médico.
—Violeta. . .
—Adiós— y así cortó la comunicación. Entró a su banco en línea y realizó la transferencia, luego la aplicación le generó un recibo que le envió a su madre.
"Por favor, que te vea un médico"
Le envío un mensaje y pro ti recibió respuesta.
"Gracias Violeta, te prometo que así será. Cuídate mucho hija. Te amo"
Violeta no respondió, aún no se acostumbraba a las muestras de afecto de su madre, no sabía bien cómo se supone que debería sentirse con ella.
Almorzó junto a Olivia, quién después de fue un rato al jardín. Violeta extrañó a su ruso, así que sacó el celular para márcale.
—Mi dulce Violeta — le respondió después del segundo repique— que maravillosa sorpresa.
—No entiendo porqué te extraño tanto, sexy ruso— sonrió.
—Me encanta que me extrañes— dijo en tono que encerraba picardía.
—No es tan bueno ser el que extraña— dijo como niña caprichosa— Mikhail. . .
—¿Sí?
—Quiero hacerte el amor— confesó.
—¿Ahora mismo?— su voz ronca la excitó.
—Si, ahora mismo.
—Cariño, no me complace el sexo telefónico, necesito hundirme en tí — dijo ansiosamente.
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