— Quiero a mi papi. — Se quejó Luna haciendo un puchero y Aria apartó el termómetro para comprobar su temperatura y frunció el ceño al darse cuenta que esta aún no bajaba.
— Luna tu papi no debe tardar en llegar, pero mientras, vamos a darte un baño para bajar tu fiebre. — Dijo Aria y Luna de inmediato negó con la cabeza.
— Yo no me quiero bañar, tengo mucho frío. — Se negó casi llorando, haciendo que el corazón de Aria doliera.
— Te tienes que bañar, es por tu bien, ¿Acepta si? Te prometo hacer algo que tú quieras. — Prometió Aria buscando convencerla, no quería obligarla y hacerla llorar, prefería que ella aceptará de buena gana.
— Está bien y lo que quiero es que te quedes aquí con mi papi y conmigo, que no te vayas a ninguna parte. — Exigió Luna y Aria se quedó congelada por tan extraña petición, pensó que le pediría jugar más con ella o algo así cuando se recuperara no que le diría esto, pero de igual manera ella no iría a ninguna parte si no la echaban de aquí, disfrutaba estar con Luna demasiado y Lucien no era malo, la trataban mejor que su supuesta familia, así que ella tampoco deseaba irse, aunque si quisiera poder tener más libertad.
— Está bien, mientras ustedes me sigan queriendo aquí, me quedaré, ahora vamos a darte un baño. — Dijo Aria y Luna asintió aunque no estaba muy convencida.
Aria la bañó con agua tibia por un rato y aunque Luna no estaba nada contenta por el frio que sentía en su pequeño cuerpo no lloró y al terminar se vistió y Aria volvió a comprobar su temperatura para darse cuenta que por fin había bajado.
— Ya te bajó bastante la temperatura, quédate aquí acostadita, iré a preparar algo de sopa para ti y le diré a la señora Priscilla que vuelva a llamar a tu papá. — Suspiró Aria aliviada.
— Está bien. — Aceptó Luna y Aria salió de la habitación.
— Señora Priscilla, ¿Aún no a podido comunicarse con el señor Gray? — Preguntó Aria al llegar a la cocina.
— No, su teléfono y el de Max aún están apagados, por cierto no le digas así, refiérete a él por su nombre, si María te escucha va a sospechar, afortunadamente hoy se lo tomó libre. — Espetó Priscilla. — ¿Cómo está Luna?
— Lo siento, a veces lo olvido. Bueno su temperatura ya bajó bastante, venía a prepararle algo de sopa, aunque creo que deberíamos llevarla al doctor.
— Luna no puede salir de aquí sin la autorización de su papá y su doctor de confianza está fuera del país, así que cuídala bien y asegúrate que su fiebre no vuelva a subir, en cuanto a la sopa ya yo se la hice, estaba por subirla, solo estaba esperando que se enfriará un poco, pero ya que estás aquí llévasela de una vez. — Señaló la olla sobre la estufa.
— Si, gracias. — Murmuró Aria y se acercó a servir la sopa en un tazón para luego irse.
Aria al volver a la habitación tocó la frente de Luna y al ver que su temperatura estaba bien se dispuso a darle la sopa.
— Muy bien Luna, te la terminaste toda, eres una excelente niña. — Le dijo Aria con una sonrisa y Luna le sonrió de vuelta. — Ahora vamos a darte el medicamento para que descanses un poco.
— Ok. — Accedió Luna y Aria dejo el tazón a un lado y le dio el remedio. — ¿Me podrías contar un cuento? Me gustan mucho y mi papá no esta aquí para hacerlo.
— Oh, por supuesto que si pequeña, ¿Cuál quieres?
— En la estantería hay muchos, puedes elegir el que sea, mi papá los elige al azar. — Respondió Luna y Aria asintió levantándose para ir por el cuento.
Ella empezó a leerle con voz suave hasta que Luna se quedó dormida.
…
— Señor Gray que bueno que ya está aquí, estuve llamando tanto a su celular como el de el Señor Stone y no obtuve respuesta, quería decirle que Luna está enferma, ha tenido fiebre todo el día. — Dijo Priscilla apenas lo vio llegar junto a Max.
— ¿Sigue con fiebre? — Preguntó Lucien preocupado, había estado haciendo algunos negocios importantes los cuales era mejor mantener en secreto y por eso su celular como el de Max los habían dejado apagados y en casa para que nadie pudiera rastrear donde estaban.
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