Esposa Pecadora romance Capítulo 1040

"Jeremy, ¿qué estás mirando? El semáforo ya está en verde", informó Lana. Justo cuando iba a mirar en la dirección en la que Jeremy estaba mirando, el coche se puso en marcha.

Jeremy tomó una toalla de papel para limpiarse las manchas de sangre de la comisura de los labios.

Lana no se dio cuenta de que Jeremy estaba tosiendo sangre, solo se apoyó la mejilla con una mano, mientras miraba a Jeremy conducir con una mirada de enamorada.

"Jeremy, eres realmente atractivo. Solía jugar con muchos hombres, pero tú eres diferente. Realmente tengo ganas de vivir contigo para siempre".

Jeremy miró de reojo a Lana. "¿De verdad te gusto tanto?".

"Por supuesto". Los ojos de Lana estaban llenos de encaprichamiento y parecía segura de sí misma. "Haré que te enamores lentamente de mí y que te olvides de esa Eveline porque creo que este amor durará mucho tiempo".

Jeremy estiró las comisuras de los labios y sonrió significativamente. "Yo también lo creo".

Lana se sintió satisfecha con esta respuesta, pero aún miraba un poco preocupada en la dirección en la que Jeremy acababa de fijar su mirada.

***

Cuando Madeline se estaba probando el vestido de novia, Ava recibió una llamada. Su expresión cambió ligeramente y dijo que tenía que salir deprisa.

Ryan compró dos ramos de flores y llevó a Madeline al cementerio para que viera a Eloise y Sean.

"Mamá y papá, este es Ryan, mi futuro esposo". Madeline miró las lápidas y lo presentó: "Esta vez no cometeré los mismos errores. Nos bendecirán, ¿verdad?".

Ryan escuchó las palabras de Madeline y volvió a mirar la lápida.

Al ver la expresión triste de Madeline, dudó en hablar. Había algunas palabras y algunos hechos que no debían decirse en ese momento.

Después de rendir homenaje a Sean y Eloise, Madeline se dispuso a ir a la guardería para recoger a los niños.

Sin embargo, nada más entrar en el coche, Madeline recibió una llamada de la maestra de la guardería.

La joven maestra lloraba ansiosamente. "Sra. Whitman, su hija Lillian ha desaparecido".

"Eveline, ¿aún quieres casarte con Ryan tan alegremente? Jum, ¡esta vez te haré llorar y me pedirás clemencia!", dijo empujando a Lillian al suelo.

Lillian se hundió en el suelo. Sus ojos grandes pero claros y puros estaban llenos de dudas, pero no lloró.

"¡Tira a esta cosita a la piscina y ahógala!", ordenó Lana.

El guardaespaldas de al lado obedeció su orden y agarró a Lillian.

"Suéltame, hombre malo. Suéltame". Lillian se resistió mordiendo la palma del hombre.

El hombre se irritó al instante y lanzó a Lillian, que sólo tenía cinco años, ¡a la piscina!

¡Ploc! Hubo una salpicadura de agua.

Lana miró con satisfacción a Lillian, que luchaba por salir del agua, y encendió un cigarrillo. "¡Eveline, con tus padres muertos y pronto tu hija, quiero ver si todavía te atreves a enfrentarte a mí!".