Esposa Pecadora romance Capítulo 1162

Sin embargo, aparte de Ryan, ¿quién más podría ser?

"Siento no haber cuidado bien a Lillian". Fabián se disculpó solemnemente.

Madeline tampoco lo culpó, pues sabía que Fabián siempre se había portado bien con Lillian.

En ese momento sonó el teléfono de Madeline.

La llamada era de un número desconocido. Respondió sin dudar.

La otra persona fue directa. "¿Es Eveline? Su hija está ahora en mis manos. Si no quiere que su hija salga herida, será mejor que esté preparada para transferir 20 millones a mi cuenta designada. Te notificaré más tarde la hora exacta".

Pensando que podría tratarse de un caso de secuestro, Madeline mantuvo la calma.

"Eveline, ¿has escuchado?". La otra persona pensó que Madeline no lo había escuchado, por lo que instó con impaciencia: "¿No crees que tu hija está en mis manos? Entonces dejaré que le diga unas palabras a su madre ahora".

Tras las palabras del secuestrador, el corazón de Madeline pareció arder de malestar.

Su Lillian no podía hablar.

"¡Pequeña, llama a tu mamá! ¡Date prisa!", ordenó el hombre con fiereza.

Sin embargo, Lillian no emitió ningún sonido. El hombre se enfadó de repente y quiso utilizar la violencia para obligar a Lily a hablar.

Madeline también tuvo un presentimiento y se apresuró a decir: "¡Yo si creo que mi hija está en sus manos! No toque a mi hija ni le hable en voz alta. Prepararé el dinero".

Al notar que Madeline era franca, el secuestrador se sintió un poco incrédulo. "¿Ni siquiera has escuchado su voz y ya te crees lo que he dicho?".

"Sí, te creo". Madeline apretó los puños. Sentía que le apuñalaban el corazón. "No obligue a mi hija a hablar. Ella no puede hablar".

"¿Qué? ¿Es muda?", se burló el secuestrador, sorprendido.

Los ojos de Madeline se hundieron, pero su tono era severo y dominante. "Recuerda lo que acabo de decir. Si le haces daño a un solo pelo de mi hija, te haré pagar definitivamente. Para entonces, olvídense del dinero, ustedes también podrían terminar deseando salir de esto con sus cuerpos intactos".

Madeline colgó el teléfono tras su advertencia, ansiosa y en tensión.

"Ya que me pides dinero, te lo daré", dijo él en un tono ligero, como si estuviera hablando de algo insignificante.

Madeline sabía que Jeremy estaba realmente muy preocupado por Lillian. No quería exponerlo, así que se fue a preparar el rescate.

Sin embargo, Jeremy había encontrado en secreto el número de teléfono del secuestrador en los registros de llamadas de Madeline. Se lo entregó a una persona con experiencia para que rastreara la ubicación del número.

Sin embargo, toda la noche transcurrió sin ninguna noticia.

Jeremy estaba inquieto y a punto de perder el control, así que ya no siguió fingiendo que no le importaba.

Hizo llamadas para reunir todas las imágenes de vigilancia. Recorrió todas las carreteras antes de encontrar por fin una pista.

Madeline también esperaba la llamada del secuestrador esa noche, pero este no volvió a llamarla. Madeline volvió a llamar, pero nadie respondió.

Justo cuando se preparaba para salir con Jeremy, por fin recibieron una llamada.