Esposa Pecadora romance Capítulo 1171

Madeline preguntó sin rodeos, y la mujer al otro lado de la llamada soltó una risita. "Eveline Montgomery, no tienes que estar tan ansiosa por saber quién soy. Pronto nos encontraremos".

"No quiero encontrarme con alguien que se esconde en un rincón oscuro y se burla. Deja de llamarme", le advirtió Madeline, y cuando estaba a punto de colgar, la mujer volvió a hablar.

"No quieres encontrarte conmigo, pero estoy deseando que nos encontremos. Bueno, como regalo para nuestro encuentro, piensa en tu hija muda que está tirada en el hospital con su vida aún en fase crítica".

"¿Qué has dicho? ¡¿Qué quieres decir?!". A Madeline se le ocurrió algo de repente. "¿Le has ordenado a alguien que secuestre a mi hija?".

"Tienes razón, fui yo", lo admitió la mujer rápidamente. "Pero no te preocupes, Eveline. Nunca te pondré un dedo encima. ¡En cambio, quiero que estés sana y salva para que seas testigo de cómo torturo a los que te rodean y te hago sufrir!"

Después de que la mujer soltara su último comentario, la llamada se colgó bruscamente.

Madeline volvió a llamar, pero nadie respondió.

El tono de aquella mujer le resultó familiar. Sabía que la dueña de la voz le guardaba rencor.

Ella intentó recordar a todas las mujeres de las que se había enemistado, pero no pudo averiguar de quién se trataba. Eso se debía a que nunca había escuchado esa voz antes, pero de nuevo, ese método cruel y poco limpio le resultaba bastante familiar.

Al recordar el comentario de la mujer sobre que la vida de Lillian estaba en una fase crítica, Madeline sintió escalofríos. Su corazón bombeaba de forma errática.

Llamó a Jeremy mientras se apresuraba en ir al garaje.

Jackson quería acompañarla, pero le preocupaba aumentar la carga de Madeline si la seguía.

Lo pensó por un momento y decidió no seguirla. Por lo tanto, solo pudo mirar cómo Madeline se alejaba.

Jeremy vigilaba a Lillian junto a la cama. De repente, recibió una llamada de Madeline. Miró a la niña que estaba profundamente dormida y salió a escondidas de la sala. Sacó su teléfono y solo entonces se dio cuenta de que Madeline le había enviado un mensaje dos horas antes. No se había dado cuenta en absoluto.

Cerró la puerta de la sala y contestó la llamada. "Linnie".

"Jeremy, ¿estás en el hospital? ¿Le ha pasado algo a Lillian?". Madeline sonaba preocupada.

Ella miró a la niña inconsciente con angustia antes de salir de la sala.

Después de salir de la sala, Madeline no vio a Jeremy cerca. Inconscientemente, caminó por el pasillo cuando, de repente, escuchó que algo se estrellaba contra la escalera.

Sintió que su alma se le caía a los pies y, con todas sus fuerzas, empujó la pesada puerta para abrirla. "¡Jeremy!".

Siguiendo las luces del pasillo, Madeline vio a un hombre golpeando la pared.

Sintió una sensación de dolor que la recorría. Corrió hacia donde estaba él y lo detuvo. Se agarró a él con fuerza y dijo: "¡¿Qué estás haciendo, Jeremy?! ¡No te hagas daño así! ¡No lo hagas!".

Jeremy frunció el ceño con los ojos enrojecidos.

"He provocado que Lillian sufriera una grave herida. Todos estos años, ¿qué le he dado a la niña? No soy digno de ser su padre". Jeremy se culpó a sí mismo.