Esposa Pecadora romance Capítulo 1394

"No, no eres Cathy". Felipe no podía estar más convencido mientras miraba fijamente las facciones de la mujer.

La mujer exhaló con una sonrisa exasperada y estaba a punto de decir algo cuando la gentil voz de un hombre la llamó. "Amy".

La mujer esbozó una sonrisa al escuchar la voz y se giró para mirar en la dirección de la que provenía sin dejar de sostener al pequeño en sus brazos.

"Papá está aquí, Juan. Vámonos a casa".

"Está bien". El pequeño asintió obedientemente y saludó cariñosamente en dirección hacia el hombre que estaba a una pequeña distancia: "Papi".

Felipe sintió un escalofrío en el pecho cuando se giró para mirar hacia donde estaba el otro hombre. El rostro que entraba en su campo de visión era bastante familiar.

A pesar de que no había estado en contacto directo con Adam, Felipe supo que era él con una sola mirada.

Adam también pareció sorprenderse al ver a Felipe. El hombre reflexionó por un momento antes de acercarse a Felipe.

"¿Felipe Whitman, el tío de Jeremy?", preguntó Adam.

Felipe miró a Adam antes de que su mirada se posara de nuevo en la mujer que estaba al lado de Adam.

Adam asimiló su comportamiento y esbozó una sonrisa cortés mientras presentaba a la mujer: "Esta es mi prometida, Amy".

"Prometida". Felipe repitió esa palabra con su lengua y sintió que su corazón ardía como si miles de hormigas lo estuvieran devorando.

"Nos conocimos cuando estudiábamos, pero nunca nos casamos por lo ocupados que estábamos con el trabajo. Incluso tenemos un hijo juntos, pero por alguna razón no tuvimos tiempo de celebrar una verdadera ceremonia de boda", explicó Adam mientras le quitaba el niño de los brazos a la mujer. "Amy, este es el señor Whitman, uno de los tíos de mi amigo".

Amy asintió levemente y se giró para dedicarle una sonrisa a Felipe.

"Hola, señor Whitman, soy Amy. Hace un momento me llamó Cathy. ¿Acaso me parezco a ella?".

Adam se sorprendió. "¿Cathy?".

Los ojos de Felipe permanecieron clavados en los delicados rasgos faciales de la mujer impecablemente bella que tenía delante.

"No solo se parecen. Ustedes dos son exactamente iguales".