Esposa Pecadora romance Capítulo 1453

Madeline miró con frialdad a Ryan, quien estaba a punto de perseguirla. "Libertad".

Ella dijo decididamente y, de repente, extendió sus largas piernas por encima de la borda de la plataforma.

Ryan sintió que su alma se le caía a los pies. "¡Eveline!". Extendió su brazo para agarrarla, pero Madeline se había decidido. No dudó antes de saltar al inmenso océano.

"¡Eveline!".

Ryan se había puesto pálido del susto. No esperaba que Madeline hiciera esto.

Sin embargo, no era nada extraño si lo pensaba bien.

Ella siempre fue inflexible y tenaz.

El cuerpo de ella se hundió rápidamente en el océano mientras una capa de ondas blancas aparecía sobre el área donde ella saltó.

Ryan abrió los ojos con horror antes de ver la cabeza de Madeline saliendo de las ondas. La preocupación y el terror de su corazón se aliviaron ligeramente.

Madeline siguió nadando sin mirar atrás.

Ella sabía que sería imposible nadar de vuelta a Glendale. Sin embargo, aún podía nadar de vuelta a la isla y pensar en otro plan. Sería mejor eso a que la trasladaran a la fuerza hacia otro lugar desconocido.

"Eveline, ¿por qué eres tan terca?", le gritó Ryan a Madeline, quien estaba nadando de regreso a la isla. "Te he dicho que no volveré a hacerte daño. ¿Por qué sigues negándote a darme un poco de tiempo? ¿Perdonaste a un hombre que te hizo daño hasta que te dejó sin nada, pero no le das una oportunidad a alguien que quiere darte calor?".

"¡Eveline, eres tan despiadada!".

Ryan se rio ligeramente. Sus quejas sonaban como si vinieran de una persona encaprichada que se había obsesionado porque no podía conseguir el amor que anhelaba.

Madeline no se dio la vuelta. Ella sabía que Ryan estaba siendo prejuicioso. Quizás el amor que tenía en su cabeza era solo porque no podía aceptar la realidad de las cosas.

Ryan apretó los puños y los apoyó en la barandilla mientras veía cómo Madeline nadaba hacia atrás sin dudarlo. Ella estaba dándole la espalda. El borde de los ojos del hombre estaba teñido de una capa de color carmesí y eso se debía a que se sentía extremadamente mal.

Madeline hizo lo que Jeremy le enseñó y siguió nadando hacia delante. Ella no sabía si estaba de suerte, porque vio que otro yate se dirigía hacia su dirección no muy lejos.

Ella vio a Ryan de pie en la cubierta, su rostro parecía irritado y profundamente preocupado.

Madeline se detuvo y, por su instinto natural, le gritó a Ryan: "¡Aléjate del yate!".

Ryan vio que Madeline se había detenido. Aunque se sintió sorprendido, también se sintió feliz. Sin embargo, luego escuchó que ella le gritaba lo siguiente.

"¡Sal de ahí! ¡Ryan!", gritó Madeline una vez más con un tono urgente.

Ryan sintió poco a poco que algo andaba mal. En ese momento, pudo percibir el olor a gasolina.

"¡Ryan, corre!", le recordó Madeline en un tono de voz más alto.

Sin embargo, Ryan se calmó de repente. Miró a Madeline, que estaba en el agua azul del mar. Su rostro preocupado seguía siendo tan maravilloso como la primera vez que la conoció.

Sus ojos gráciles y gentiles eran incorruptibles, y aparecían frente a él con la vitalidad del sol.