Esposa Pecadora romance Capítulo 1458

Sin embargo, fue él quien eligió este final.

Madeline miró la urna en silencio. Entonces, escuchó la fría voz del hombre detrás de ella.

"Sentirse triste es lo más inútil. Trágate tus lágrimas y cuida bien tus heridas".

Madeline se dio la vuelta y levantó sus claros y hermosos ojos. "¿Me has visto llorar?", preguntó con calma y miró en silencio la urna que estaba colocada sobre la mesa de café. "Este es el camino que él ha escogido".

Tras decir eso, Madeline se fue por donde había llegado.

El hombre no esperaba que Madeline le respondiera con tanta calma y despreocupación. Por un momento, el hombre pareció murmurar para sí mismo de forma indecisa y distraída.

El hombre levantó su cabeza para ver a Madeline, quien ya se había marchado decididamente. De repente, sintió curiosidad. Con ese par de ojos resistentes, ¿cómo sería la personalidad de esta mujer? Además, ¿qué aspecto tenía antes de que se le desfigurara la cara?

Madeline volvió a su habitación y se sentó en la cama en silencio. Ella estaría mintiendo si dijera que no sentía nada. Sus emociones estaban más o menos agitadas por el hecho de que Ryan dejara el mundo de esa manera.

Madeline cerró los ojos. Cuando se acordó de la explosión, sintió que aquel fuerte ruido penetraba su cerebro. Entonces, el dolor debilitante comenzó a abrumarla de nuevo.

"Sss".

Madeline levantó la mano para agarrarse la cabeza debido al dolor. Al mismo tiempo, sintió como si su cara hubiera sido quemada por el fuego y sentía un dolor insoportable.

"¡Ah!".

Madeline no pudo evitar gritar de dolor. Las sirvientas que se acercaron al escucharla llamaron al médico de inmediato.

"Me duele...". Madeline tenía los ojos enrojecidos y solo podía pronunciar dos palabras temblorosas.

El médico le dio un poco de anestesia al verla tan dolorida. Entonces, Madeline cayó inconsciente casi de inmediato.

El médico le quitó la gasa de la cara con cuidado. Cuando las criadas vieron el rostro desfigurado de Madeline, no pudieron evitar apartar la vista.

Madeline sabía que no podía ser débil. Sabía que su cuerpo le pertenecía y que nadie sufriría por ella, así que tenía que ser fuerte.

Después de recibir una tarde de tratamiento, Madeline por fin se levantó para comer algo. Su cara seguía cubierta por una pesada capa de gasa.

El médico le cambiaba el vendaje dos veces al día. Cada vez que lo hacía, le daba un poco de anestesia porque el dolor era realmente insoportable.

El sol a finales de otoño era cálido. Madeline por fin se animó a bajar para dar un paseo.

Cuando estaba en el patio, vio al hombre al que llamaban Señor Carter sentado fuera del invernadero del jardín. Estaba sosteniendo una taza de té de estilo europeo mientras disfrutaba de su contenido.

Tenía un buen temperamento, y sus rasgos, tal vez sobresalientes, le añadían un encanto extra.

Madeline estaba a punto de saludar al hombre cuando vio que su séquito le entregaba un ordenador portátil. "Señor Carter, aquí tiene la información del vídeo. Este hombre es Jeremy Whitman".