Esposa Pecadora romance Capítulo 1733

Jeremy gritó mientras intentaba detener a Carter, pero este ya había tomado su decisión.

Carter lanzó el frasco de reactivo antitoxina por el balcón con todas sus fuerzas para asegurarse de que ninguna de las partes ganara.

Sin embargo, Jeremy no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados viendo cómo Carter arrojaba el reactivo antitoxina. En ese momento, se lanzó hacia la trayectoria del vial, saltando hacia adelante como una espada que vuela de su vaina. Todo su cuerpo parecía elevarse con el vial.

El corazón de Madeline dio un repentino salto al ver esta escena.

“¡No! Jeremy...”.

Madeline gritó alarmada y corrió hacia Jeremy.

Sin embargo, no pudo alcanzar la velocidad de Jeremy. Vio cómo Jeremy saltaba por el balcón en un intento de atrapar el frasco de reactivo antitoxina.

“¡Jeremy!”. Madeline corrió apresuradamente hacia el balcón y miró hacia abajo. Luego se dio la vuelta para bajar a buscar a Jeremy.

Sin embargo, cuando pasó corriendo junto a Carter, este extendió repentinamente una mano y la agarró del brazo.

“¡Suéltame!”. Madeline forcejeó con rabia.

El hombre tenía una expresión de disgusto en su rostro. “¿Qué le hicieron? ¿Dónde la escondieron?”.

Madeline miró a Carter a los ojos, sin inmutarse ante la mirada suspicaz de él.

“Escucha, Carter. Shirley estuvo aquí al principio. Antes de irme, dejé que se bañara, comería y durmiera cómodamente. Ahora que le ha pasado algo malo, debería ser obvio que alguien más está detrás de esto. ¿Por qué debería aguantar tu actitud ahora? ¿Crees que podría haber predicho qué harías este trato con mi marido y vendrías aquí?”.

Las cejas de Carter se fruncieron ante las preguntas de Madeline.

Aunque seguía mirando a Madeline con desconfianza, su agarre se aflojó notablemente.

“Debería ser de ella”. Jeremy estaba seguro.

Tras decir esto, oyó unos pasos apresurados que venían del salón.

Un ligero cambio se produjo en la expresión de Jeremy. “Linnie, el reactivo antitoxinas que te dio Adam, lo llevas siempre contigo, ¿verdad?”.

Madeline asintió. “Sí, siempre lo llevo conmigo”.

“Bien. Dámelo. Rápido”. Jeremy extendió la mano.

El corazón de Madeline dio un vuelco y se puso muy nerviosa. “Jeremy, ¿te encuentras mal? Podría ser que tú...”.

“Estoy bien, Linnie. Dejémoslo así por ahora. Dámelo, rápido”.