Esposa Pecadora romance Capítulo 1756

Lilian evitó la mirada de Fabián cuando lo vio sin palabras. El dolor era evidente en sus ojos. Ella luego extendió la mano para tomar el sombrero y se lo volvió a poner con cuidado.

Aturdido, Fabián reunió gradualmente sus pensamientos errantes. En ese momento, tomó la decisión final.

"Lily".

El hombre finalmente habló y miró con solemnidad directamente a los ojos grandes y melancólicos de Lillian.

"Lily, ¿quieres venir conmigo?".

Fabián preguntó gentilmente, pero su tono delataba urgencia.

Le preocupaba que Madeline regresara pronto.

Lillian, sin entender a qué se refería Fabián, solo parpadeó y lo miró.

Lily, te llevaré a un lugar que pueda curarte. Podrás mejorar rápidamente y luego podrás hablar como podías antes".

Lillian entendió vagamente a qué se refería Fabián esta vez. Parpadeó con sus ojos claros y sus labios rosados ​​se movieron para hablar. "Papi. Mami".

Papi. Mami.

Esas eran las únicas dos palabras que Lillian podía pronunciar en ese momento.

Fabian entendió cómo se sentía Lillian. Ella quería a su padre y a su madre.

Le dio una amable sonrisa mientras acariciaba el pequeño rostro de Lillian. “Lily, ¿confías en mí? Te amaré y te protegeré al igual que tu papi y mami. Yo te cuidaré para siempre”.

"Confía en mí".

Fabián prometió con firmeza, y de repente abrió los brazos para cargar a la confundida Lillian.

Aunque Lillian todavía era pequeña, podía reconocer a Fabián con certeza.

Madeline corrió apresuradamente, pero desafortunadamente, la puerta del ascensor se cerró automáticamente.

Este era el séptimo piso, y era un fastidio esperar el ascensor del hospital. Madeline no tuvo elección. Corrió hacia las escaleras y hacia la entrada del hospital.

Era un día de invierno extremadamente frío, pero Madeline ya estaba empapada en sudor.

Ella examinó cada coche que salía del estacionamiento, tratando de ver si Lillian estaba en alguno de ellos. Sin embargo, mientras los coches pasaban, ella todavía no podía encontrar ninguna señal de Lillian.

Entre sus momentos de pánico, Madeline recordó el GPS.

Abrió la aplicación en su teléfono y localizó inmediatamente a Lillian. Ella estaba en la calle junto a la entrada del hospital.

Madeline se apresuró y, efectivamente, encontró a Lillian, quien estaba siendo cargada a un coche por un hombre.

"¡Lily!".