Esposa Pecadora romance Capítulo 1795

Cuando lo escuchó, la expresión de Fabián cambió inmediatamente.

Sus largas piernas avanzaron y, tan rápido como un rayo, lo hicieron llegar al dormitorio de Lillian.

“Lily”.

El hombre la llamó por su nombre con nerviosismo.

Al entrar en la habitación, se dio cuenta de que el ambiente en el interior no era como él esperaba.

Lillian no estaba llorando, y la habitación estaba decorada para parecer el lugar de una fiesta de cumpleaños.

La sirvienta de la habitación vio a Fabián regresar y sonrió alegremente mientras deseaba: “Feliz cumpleaños, Joven Amo Fabián”.

¿Cumpleaños?

Fabián estaba aturdido. ‘¿Es hoy mi cumpleaños?’.

La última vez que celebró su cumpleaños fue antes de la muerte de Yorick.

Hacía mucho tiempo que había olvidado lo que se sentía al celebrar su cumpleaños.

En ese momento, él vio cómo Lillian se le acercaba con una sonrisa, sosteniendo una pequeña tarta de 4 pulgadas en sus manos.

Ella parecía un ángel inocente que ahora le devolvía la felicidad que había perdido hacía mucho tiempo.

Lillian sonrió dulcemente. A pesar de su incapacidad para hablar, sus ojos ya transmitían un mensaje muy claro.

Fabián se puso en cuclillas cooperativamente y extendió la mano para tomar el pastel.

“Pida un deseo, Joven Amo Fabián”.

“Joven Amo Fabián, puede que la Joven Dama Lillian no haya hecho este pastel, pero ella ayudó. Colocó las frutas en la parte superior y escribió las palabras ‘Feliz Cumpleaños, Fab’”, explicó una sirvienta junto a ellos.

La mirada de Fabián pasó de la sonrisa de Lillian al pequeño pastel que sostenía en sus manos.

Ella seguía enferma. A pesar de haberse sometido a una cirugía de trasplante de médula ósea, todavía faltaba mucho tiempo para que la pequeña se recuperara de verdad.

Fabián estaba a punto de cortar la torta y compartirla con Lillian cuando levantó la vista y vio la linda manito de ella pasándole una tarjeta celeste.

Fabián se quedó ligeramente aturdido, pero entendió la intención de la pequeña por sus hermosos y enormes ojos.

“¿Esto es para mí?”, preguntó Fabián con suavidad.

Lillian parpadeó con sus enormes ojos y asintió gentilmente.

Fabián tomó la tarjeta con alegría y la abrió con cuidado.

Dentro había un dibujo.

El dibujo representaba a un niño alto y a una niña pequeña, claramente él y Lillian.

El dibujo de Lillian era muy infantil; el contorno de las personas también estaba dibujado de forma infantil, e incluso los colores utilizados no eran nada refinados.