Esposa Pecadora romance Capítulo 1889

Madeline miró la carta que Jeremy sacó del fondo de la caja.

Cuando la abrió, era evidente que era de Shirley.

Solo había una simple línea de palabras en la carta. “Jeremy, estos son los reactivos que pueden deshacerse del veneno que queda en tu cuerpo. Cuando eso suceda, el color de tu cabello y tus pupilas volverán a la normalidad. He escrito las instrucciones para usarlos en la caja. Espero que te recuperes pronto. Lo siento”.

La firma era de Shirley.

Su letra era muy hermosa, igual que su apariencia en el pasado.

En realidad, sin embargo, el corazón de Shirley no era tan vil y repugnante.

Después de que Madeline y Jeremy terminaran de leer la carta, echaron otra mirada a la caja de reactivos, ligeramente conmovidos.

Sin embargo, en ese momento, Madeline se sentía aliviada más que nada.

Por fin podría volver a ser como antes.

…

En el hospital.

Shirley se despertó de su profundo sueño de forma adormilada. Para su sorpresa, vio a Carter al lado de su cama con los ojos cerrados.

Ella no había muerto.

Shirley cerró los ojos con decepción y luego se movió suavemente. Sin embargo, su movimiento le disparó un dolor insoportable como si su cuerpo estuviera hecho pedazos.

Ella recordó lo que había sucedido antes de perder el conocimiento.

Ya no tenía ganas de vivir. Ella quería morir. Echaba de menos a sus padres. Echaba de menos a Adam. También quería disculparse con Cathy.

Había rodado con su silla de ruedas directamente hacia las escaleras.

Había pensado que podría caer y morir, pero no fue así.

Un pensamiento repentino le llegó y levantó las manos para tocar su vientre plano. La sensación de vacío le hizo sentir calor en los ojos.

Después de un largo rato, escuchó la respuesta de Carter. “Dejaremos que ella decida si quiere volver a San Piaf después de que se despierte”.

Camille no forzó ni rechazó esto. "Quédate con ella, entonces. Yo regresaré”.

“De acuerdo”, respondió Carter, y luego dirigió su atención a la cara de Shirley.

Las emociones de Shirley fluctuaban, pero hizo todo lo posible por reprimir sus erráticas emociones y siguió fingiendo estar dormida.

Sin embargo, de repente sintió que Carter levantaba suavemente la manta. Parecía querer sostener su mano.

Shirley abrió rápidamente el puño un segundo antes de que Carter le tomara la mano.

“Shirley”.

Carter llamó así a Shirley.

Shirley pensó que estaba soñando. Se sintió como si hubieran pasado años desde la última vez que Carter se dirigió a ella de esa manera.