Esposa Pecadora romance Capítulo 1910

Madeline sonrió y siguió conduciendo. Sin embargo, cuando llegó al cruce más adelante, vio que había un accidente y que la carretera de enfrente estaba bloqueada.

Este era el único camino de regreso a casa, pero en ese momento, no podían pasar por él.

Al principio, Madeline pensó en esperar, pero los coches seguían sin poder moverse incluso después de un largo rato. Solo pudo girar el volante y entrar en otra carretera siguiendo las instrucciones de la policía de tráfico.

También podían llegar a casa por esa carretera, pero era un camino indirecto a casa.

Sin embargo, cuando entró en otra carretera, había un coche que se dirigía a toda velocidad hacia ellos con las luces encendidas.

Madeline giró rápidamente el volante y frenó de golpe.

Después de detener el coche a toda prisa, salió del coche y abrió la puerta del asiento trasero.

"Jack, ¿estás bien? ¿Estás herido?". Madeline, preocupada, cargó a su hijo y lo sacó del coche. Le preocupaba que Jackson se hubiera lastimado por el frenazo de emergencia de antes.

Jackson negó con la cabeza. "Mami, estoy bien, no te preocupes".

"Qué bien". Madeline dejó escapar un suspiro de alivio y bajó a su hijo.

Se dio la vuelta para buscar al dueño del coche de antes y regañarlo, pero vio que dos hombres salían del coche y se acercaban a Madeline a propósito.

"Señora Whitman, siento haberla asustado. Por favor, venga con nosotros", invitó uno de los hombres a Madeline con una falsa sonrisa en el rostro.

A pesar de ser una invitación, parecía que aunque Madeline se negara, igual se la llevarían a la fuerza.

Madeline estudió con calma a los hombres frente a ella.

"¿Carter los envió?".

Los hombres parecieron congelarse momentáneamente antes de negar con la cabeza.

"No conocemos a la persona que ha mencionado".

"Entonces, ¿quiénes son ustedes? ¿Por qué debería ir con ustedes?".

Mientras hablaba, Madeline se dio la vuelta y cargó a Jackson. Ella quería llevar a su hijo a casa primero.

Sin embargo, cuando se agachó, un hombre fuerte salió corriendo de repente por detrás de Jackson, quien fue tomado por sorpresa. El hombre entonces cargó al pequeño y salió corriendo.

"¿Qué estás haciendo? ¡Suelta a mi hijo!", exigió Madeline con severidad.

Sin embargo, el hombre, con el rostro inexpresivo, ignoró completamente a Madeline.

Jackson forcejeó en los brazos del hombre y, de repente, abrió su pequeña boca y mordió al hombre en el dorso de la mano.

"¡Siss!".

El hombre gruñó de dolor, pero no soltó al niño. Era evidente que ese dolor no era nada para él.

"Niño, ¿crees que te voy a dejar ir así de fácil? Qué ingenuo". El hombre miró a Jackson y sonrió con desprecio.

Sin embargo, cuando se sintió complacido consigo mismo, de repente soltó un aullido de dolor.