Esposa Pecadora romance Capítulo 1914

En los días siguientes, Madeline se liberó de la ansiedad. Sin embargo, como madre, extrañaba mucho a Lilian, ya que esta no estaba con ella.

Solo podía ver a su pequeña princesa a través de una breve videollamada todos los días.

Madeline había querido, en un principio, encontrar tiempo para ir al País F y poder ver a su hija en persona, pero dio la casualidad de que la empresa había aceptado dos nuevos proyectos que requerían su participación directa.

No había nadie mejor ni más profesional que ella en Glendale cuando se trataba de diseño de joyas y mezcla de fragancias.

Madeline se sumergió gradualmente en el trabajo. Diseñó un par de anillos de boda y una corona con un velo incluido a petición del cliente.

En cuanto a la fragancia solicitada por el cliente, Madeline hizo algunas muestras rápidamente que olían de forma similar a las solicitadas y luego le pidió a su secretaria, Coco, que fuera con ella al lugar de reunión designado.

Como los clientes eran de otra ciudad, se reunieron en un hotel.

Cuando Madeline llegó a la hora designada, conoció a una pareja joven que todavía no se había casado.

Sin embargo, Madeline no pensó que esta dulce pareja pudiera permitirse decenas de millones y tuviera un gusto tan único como para encontrarla a ella para diseñar esos anillos de boda.

Aunque el instinto de Madeline le decía que algo no andaba bien, igual presentó sus diseños con profesionalidad y responsabilidad.

Cuando el joven vio el borrador del diseño de los anillos de boda, frunció el ceño y comenzó a ser quisquilloso.

Madeline, sin embargo, siguió sonriendo y escuchando las quejas del hombre porque creía que los clientes siempre tenían razón.

Aunque Coco no era diseñadora de joyas, desde la perspectiva de alguien que aprecia el diseño, sentía que el diseño de Madeline era casi perfecto. Este hombre, sin embargo, seguía siendo quisquilloso.

“Coco, no hace falta que les expliques tanto”. Madeline volvió a mirar a la joven pareja. “Depende de ustedes si quieren pagar o no. Serán ustedes los que se sientan avergonzados cuando reciban la carta del abogado”.

“…”. Frente a la tranquila reacción de Madeline, la joven pareja intercambió una mirada, y entonces sus expresiones cambiaron de repente.

“Señora Montgomery, no se vaya. De hecho, estamos equivocados. ¿Por qué no nos sentamos y hablamos del diseño?”, dijo el hombre. Él luego le ordenó a la mujer que estaba a su lado: “Ve y sirve dos vasos de bebida”.

La mujer hizo lo que le dijeron obedientemente y sirvió dos vasos de limonada.

El hombre entonces continuó hablando con una sonrisa en la cara. “Por favor, sentémonos primero y hablemos despacio. De hecho, este diseño es bastante único y hermoso. Lo que quería decir es que esperaba que el precio fuera más barato…”.

“Puedes discutir el precio con nosotros, pero no necesitas usar este método", refunfuñó Coco y tomó el vaso frente a ella para tomar un sorbo.