Esposa Pecadora romance Capítulo 2055

Carter le advirtió, y Madeline le advirtió a su vez.

Dicho esto, Madeline no se olvidó de poner su sonrisa amable y cariñosa antes de voltearse para sonreírle a la princesita que la había estado mirando.

"Adiós, Lillian".

Lillian levantó su tierna manita y se despidió de Madeline.

"Mami".

Volvió a llamar a Madeline, con una voz tierna y clara.

Madeline se sintió satisfecha pero angustiada. Tenía muchas reticencias en su corazón, pero tenía que marcharse.

Carter cerró la puerta en cuanto Madeline salió, pero no se apartó.

Shirley miró a Carter mientras se dirigía hacia ella y se sintió un poco nerviosa.

Le preocupaba que Carter hubiera oído el ruido que se produjo cuando Madeline le entregó su celular.

Sin embargo, en ese momento, lo que más conmovió a Shirley fue el verdadero propósito de Carter de traerla al País F.

Carter no se dio cuenta de la anomalía en el amaneramiento de Shirley. Preguntó sin rodeos: "¿Qué le dijiste a Eveline?".

Shirley recobró el sentido de repente y miró al hombre con una mirada sofocada.

"¿Qué le diría a Eveline? Solo quería pasar más tiempo con su hija".

"¿De verdad?". Carter, obviamente, no le creía. "¿Acaso ustedes no son buenas amigas que trabajaron juntas para tomar medidas contra mí? Creo que habrían discutido cómo tratar conmigo hace un momento, ¿no es así?".

El tono de Carter parecía estar bromeando, pero Shirley sabía que en realidad hablaba en serio. Además, su suposición no era errónea.

Lillian sonrió dulcemente y siguió a Shirley a la habitación.

Después de entrar en la habitación, Shirley se sentó junto a la ventana francesa y sus pensamientos divagaron.

Al cabo de un rato, Shirley sintió que una manita cálida la agarraba suavemente de la mano.

Miró hacia abajo y vio que Lillian sostenía un pequeño velero de papel y que lo introducía en la mano de Shirley, golpeando ligeramente la palma de la mano de esta.

Shirley no entendía muy bien lo que Lillian quería decir, pero podía sentir que Lillian quería consolarla y esperaba que pudiera ser feliz.

"Lily, ¿qué quieres decirme?".

Lillian le entregó entonces una pequeña nota.

Shirley la tomó y vio que tenía escritas cuatro nítidas palabras. "Señorita Shirley, sea feliz".