Esposa Pecadora romance Capítulo 2182

Cuando Naya escuchó a los sirvientes anunciar que Daniel había vuelto, mostró rápidamente una sonrisa sumisa y dulce. Se puso de pie y miró a Daniel.

“Dan, has vuelto”.

Daniel asintió amablemente. “¿Por qué están aquí?”.

“Dan, ¿qué clase de pregunta es esa? Naya va a ser tu prometida pronto. ¿Por qué otra razón crees que está aquí?”. A pesar de que la madre de Daniel tenía una sonrisa en el rostro, igual lo criticó.

“Dan, ven aquí. Naya lleva mucho tiempo esperándote. Esta tonta niña aún no ha almorzado porque quería esperarte”.

“No, mamá. No digas tonterías”. El rostro de Naya se sonrojó, como si le diera vergüenza.

Sin embargo, Daniel se dirigió a la sala de estar con calma. “¿Por qué me estabas esperando?”.

Naya sonrió y se acercó a Daniel. “Dan, nos vamos a comprometer este domingo y todo es un poco apresurado. Mamá y papá han preparado las cosas necesarias para la ceremonia. Sin embargo, hay una cosa que mi mamá y el resto esperan que pueda comprar contigo”.

Daniel enarcó sus atractivas cejas con curiosidad. “¿De qué se trata?”.

“¡Sus anillos de boda, por supuesto!”. La madre de Daniel enfatizó: “Deberían elegir un par de anillos temporales. Luego de esto, le pediré a alguien que cree los mejores anillos del mundo para ustedes dos”.

“¡Pidámosle a Eveline Montgomery! Ella es famosa en esta industria. ¡La marca para la que era diseñadora en el pasado tenía unas colecciones muy exquisitas!”, sugirió la madre de Naya.

Cuando Daniel escuchó esto, su agarre en la caja de terciopelo se tensó.

Mientras tanto, el rostro de Naya se llenó de emoción. “Dan, he escuchado que Eveline ha sido tu compañera de clase en aquellos tiempos. No dirá que no si se lo pides, ¿cierto?”.

“No es mi compañera de clase. Ella entró a la universidad un año después que yo”.

Cuando vio a Daniel recostado en la silla tranquilamente mientras jugaba con su teléfono, mostró una mirada de arrepentimiento en su rostro.

“Dan, lo siento mucho. Quiero elegir un anillo, pero las mujeres son muy exigentes con las cosas que les gustan. Aunque el compromiso sea falso, quiero elegir un anillo que me guste”.

Daniel bajó el teléfono y levantó la mirada. Él dijo que lo entendía. “Está bien, puedes seguir buscando. No te preocupes por el precio. Lo pagaré yo”.

“Gracias, Dan”. Naya estaba emocionada, pero su expresión se volvió melancólica. “Si es posible, me gustaría que Eveline Montgomery me hiciera un anillo. Me encantan todas las joyas que ha diseñado”.

Al escuchar esto, Daniel se tocó inconscientemente el bolsillo.

Naya vio esto y tomó tranquilamente un sorbo de su café. Una idea surgió entonces en su cabeza.