Esposa Pecadora romance Capítulo 2275

Raegan sabía muy bien lo que había escuchado, pero cuando la palabra salió de la boca de Ava, sintió que estaba soñando.

“Mamá”, fue lo que dijo.

Para Raegan, esa palabra se sentía como un sueño.

Mientras Raegan seguía sorprendida, Ava volvió a hablar.

“Realmente estoy muy agradecida contigo. Gracias por cuidar de Danny y de mí todo este tiempo. Te lo agradezco desde lo profundo de mi corazón”.

La actitud de Ava era sincera.

Raegan sintió que las lágrimas se asomaban en las comisuras de sus ojos. Era una persona serena, pero en ese momento estaba tan emocionada que no podía decir ni una sola palabra.

“E-Eso es lo que debo hacer”, tartamudeó Raegan un poco al hablar, tan intensas emociones hacían que su corazón palpitante se estremeciera aún más.

“Ava, ¿estás dispuesta a perdonarme?”, Raegan no pudo evitar preguntar después de un momento.

Ava miró a los ojos esperanzados de Raegan y bajó la mirada con resignación.

“No hay nada que perdonar. Solo sé que verte ahora mismo me hace sentir tranquila”. Ava expresó sus verdaderos sentimientos.

Raegan se sentía muy satisfecha a pesar de no haber obtenido la respuesta que buscaba.

Sus ojos también se tornaron rojos, y la alegría de su corazón parecía no poder describirse con palabras.

Intentó evitar que cayeran sus lágrimas, pero no pudo detener las emociones que quería expresar.

Ava sacó un pañuelo desechable de su bolsillo, pero no se lo dio directamente a Raegan. En su lugar, levantó la mano y limpió las lágrimas de Raegan por ella.

En ese momento, Raegan se quedó completamente perpleja.

Raegan no se lo esperaba, pero estaba muy sorprendida y emocionada.

No se permitió estar perpleja por mucho tiempo y rápidamente le devolvió el abrazo a Ava.

“Ava, lo siento. Te he lastimado”.

Raegan empezó a llorar y se disculpó. Le debía demasiado a Ava.

“Después de dejarte aquel año, no ha habido un día que no me arrepienta. De hecho, volví a buscarte. Te vi a escondidas mientras ibas a tu colegio con tu mochila, y luego, cuando terminaste las clases, tuve tantas ganas de acercarme y abrazarte. Sin embargo, no tuve el valor…”.

Raegan cerró los ojos, dejando que las lágrimas se deslizaran por su rostro.

En ese momento, ya no hablaron más y solo se abrazaron con más fuerza.