Esposa Pecadora romance Capítulo 580

Al cabo de un rato, Felipe pidió a alguien que enviara a Madeline a casa.

De camino a casa, Madeline jugó con su teléfono y se dio cuenta de que Jeremy le había enviado un mensaje, hace un rato. Sin embargo, decía que ella había visto el mensaje.

Miró por la ventana y reflexionó. Al mismo tiempo, el coche iba cuesta abajo.

La velocidad del coche la distrajo, mientras una escena, aparentemente familiar, aparecía en su mente.

Cuando recobró el sentido, el coche se había detenido, frente a su casa.

Jeremy volvió, al mismo tiempo que ella salió del coche.

Cuando vio a Madeline de pie en la puerta principal, con una mirada aturdida, salió del coche apresuradamente y corrió hacia ella. "¿Linnie?".

Madeline volvió en sí, cuando oyó que alguien la llamaba por su nombre.

Levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con la mirada preocupada de Jeremy. Sonrió, suavemente. "Mi madre me acaba de llamar y me ha dicho que esta noche hay una cena benéfica. Quiere que la acompañe, así que he ido al centro comercial. Pero no me ha gustado ninguno de los vestidos que he visto".

Jeremy la tomó de la mano, al instante. "Linnie, iré de compras contigo".

"¿Vas a ir de compras conmigo?".

"Sí". Jeremy sonrió, suavemente. Entonces, sin dudarlo, llevó a Madeline a la calle más extravagante que vendía, predominantemente, artículos de marca.

Aunque ya no era el presidente de una empresa transnacional, estaba dispuesto a arruinarse, si eso significaba ver sonreír a Madeline.

Sin embargo, Madeline no estaba acostumbrada a que un hombre la siguiera, cuando iba a comprar ropa. Se inventó una excusa y dijo que quería tomar un té con leche. Entonces, le pidió a Jeremy que se lo comprara, antes de entrar en una tienda

Después de mirar a su alrededor, vio que no había muchos clientes en la tienda. Sin embargo, las vendedoras corrían de un lado a otro, como si estuvieran desbordadas. No se fijaron en Madeline, en absoluto.

Madeline se quedó mirando la tienda un rato y vio un vestido que le gustaba. Quería probárselo, pero no tenían su talla.

Se acercó a preguntar, pero la vendedora se limitó a mirar a Madeline, que iba vestida de manera informal, de pies a cabeza, antes de decir con frialdad: "No tenemos su talla. Vaya a otra tienda".