Esposa Pecadora romance Capítulo 581

Madeline observó con curiosidad cómo Eloise sacaba un bolso de época, de su bolsa, y se lo entregaba.

"Es hora de que devuelva esto a su legítimo dueño". La mirada benévola de Eloise envolvió a Madeline. "Eveline, sé que has perdido la memoria y que no puedes recordar lo que ocurrió en el pasado. Sin embargo, no puedo aprovechar esta oportunidad para mentirte, porque un día te recuperarás y lo recordarás todo", dijo Eloise, mientras empezaba a llorar.

Madeline sostuvo el bolso y sintió un colgante en su interior.

En ese momento, Jeremy llamó y preguntó por la ubicación de Madeline. Ella le dijo que estaba con Eloise y le pidió que la esperara en el coche.

Jeremy hizo lo que le dijeron. Una hora más tarde, Madeline volvió.

Se bajó del coche para ayudarla con las maletas y la puerta. Luego, la llevó a casa.

En el camino, Madeline sostuvo el colgante de oro, con su nombre grabado. Acarició el colgante con la punta del dedo, suavemente. Entonces, mientras lo hacía, algunos fragmentos rotos de sus recuerdos, empezaron a volver a ella.

Yvonne permaneció una semana en el centro de detención. Finalmente, Karen llegó y pagó la fianza.

Karen llevaba un hermoso traje. Cuando vio el aspecto desaliñado y desordenado de Yvonne, la llevó a un hotel, para que se diera una ducha, con disgusto.

Después de ducharse, Yvonne salió del baño en bata.

En el momento en que salió, empezó a maldecir. "¡¿Cómo se atreve esa zorra de Madeline a incriminarme?! ¡Nunca la perdonaré!".

Apretó el puño y lo golpeó contra la cama.

"Afortunadamente, el plazo del concurso no está cerca. ¡Si no, mis buenos días habrían sido arruinados por ella! ¡Esa zorra! ¡Le daré una lección!".

Karen terminó de escuchar los juramentos de Yvonne y se burló. "Yvonne, deberías superar esto. No eres su competencia, en absoluto".

La expresión de Karen se volvió incómoda, al oír eso.

Karen no tenía ninguna reputación ni estatus, en ese momento. Ni siquiera recibió una invitación, para la fiesta de caridad de esa noche. Quería colarse, cuando hubiera una multitud, así que ¿cómo iba a llevar otro peso muerto con ella?

Sin embargo, Yvonne ya había empezado a prepararse con deleite. Arrastró a Karen a las tiendas de marca, donde eligió un vestido blanco. Sin embargo, el vestido costaba seis dígitos y Karen sólo estaba dispuesta a gastar un máximo de quinientos dólares, en su vestido.

Esa noche, Yvonne se puso un vestido de trescientos dólares. Lo miraba con disgusto.

Seguía sintiendo que su valor se había degradado, por el vestido.

Cuando llegaron al hotel, Yvonne vio llegar a un montón de mujeres ricas y de la alta sociedad. Todas llevaban trajes extravagantes y elegantes, lo que hizo que los ojos de Yvonne se pusieran verdes de envidia.

Mientras observaba, una grácil figura entró en su visión.