Esposa Pecadora romance Capítulo 604

"Jeremy, me es indiferente que quieras morir, pero no me ensucies las manos". Madeline lo miró fijamente y, de repente, su ritmo cardíaco aumentó.

Pensó que se alegraría de escuchar que, alguien a quien odiaba con todo su corazón, quería morir; pero en ese momento se sintió extrañamente incómoda.

Al ver que la mancha de sangre en la camisa blanca de Jeremy aumentaba de tamaño, las lágrimas repentinamente surgieron en sus ojos. Se sintió insegura y lo apartó con ansiedad. "¡Lárgate, Jeremy, sal de aquí! Aunque mueras delante de mí, nunca te perdonaré".

Ella lo empujó con fuerza, pero Jeremy se mantuvo firme. Ella era incapaz de moverlo, por mucho que lo intentara.

"¡Jeremy, vete! Si no te vas, lo haré yo".

Madeline se dirigió a toda prisa hacia la puerta y, justo cuando pasó a su lado, Jeremy la abrazó con fuerza, por detrás.

"Linnie, no te vayas".

"¡Suéltame!".

"No, no te soltaré. Si lo hago, te irás y desaparecerás de mi vida, para siempre".

Jeremy parecía estar hablando consigo mismo. Su cálido aliento acariciaba el oído de Madeline.

Madeline pensó que Jeremy se estaba volviendo un poco loco.

La sujetaba con tanta fuerza, que ella no podía zafarse. A través de su ajustado top, podía sentir el líquido húmedo y pegajoso de su cuerpo. Era la sangre de Jeremy.

Cuando pensó en eso, sintió una sensación de miedo que sabía que no podía ignorar.

"Jeremy, suéltame. Te prometo que no me iré".

"Te irás y no volverás, nunca más". Estaba actuando de forma obstinada y un poco infantil.

Madeline respiró hondo y dijo: "He dicho que no me iré, así que suéltame. Jeremy, si realmente me quieres, no seguirás causándome disgustos, como éste".

Al oír eso, Jeremy pareció darse cuenta de algo y se apresuró a soltar a Madeline.

'Linnie, si esto es lo que quieres, no voy a forzar mi amor en ti. Haz lo que te haga feliz y piensa que soy un inútil'.

Cerró los ojos y se atragantó con sus lágrimas. Sus lágrimas se desbordaban, por las esquinas de sus ojos.

Nunca pensó que fuera una persona emotiva, pero aquí estaba, con lágrimas cayendo desde lo más profundo de su ser y recorriendo sus mejillas.

Justo cuando pensaba que Madeline se había ido, oyó unos pasos que se acercaban.

Jeremy abrió los ojos y, a pesar de su visión borrosa, vio que Madeline había vuelto con un botiquín de primeros auxilios.

"¿Linnie?". No podía creerlo. Tuvo que mirarla detenidamente, para asegurarse de que era ella.

El corazón de Jeremy saltó de alegría. Extendió la mano y agarró con fuerza la cálida y suave mano de Madeline.

"¡Linnie!".