Esposa Pecadora romance Capítulo 783

¿Qué?

¿Saltar al río? ¿Suicidarse?

Los dedos de Felipe, que sostenían el teléfono, temblaron de repente. "¿De qué estás hablando? ¿Qué quieres decir con saltar al río? Sujeta el teléfono y no te muevas de ahí. Voy ahora mismo".

Salió corriendo. Mientras conducía hacia el destino, Felipe estaba tan inquieto que incluso sus manos, que se agarraban al volante, temblaban ligeramente.

La cara de Cathy apareció en su mente. Ella lo miraba con atención.

Felipe no supo cuánto tiempo pasó, hasta que por fin llegó al lugar donde la persona dijo que alguien había saltado al río.

El lugar estaba un poco alejado y no había mucha gente mirando, pero algunos bomberos habían bajado para analizar la situación y buscar el cuerpo.

Felipe se acercó, rápidamente. En ese momento, había un hombre que sostenía un teléfono móvil y miraba las fotos en el salvapantallas, antes de caminar hacia él. "¿Eres el novio de la chica que acaba de saltar al río? Mira esto, ¿sí? ¿Este es el móvil de tu novia?".

Felipe lo reconoció de un vistazo, al ver la carcasa del teléfono con un diseño de dibujos animados.

A Cathy le gustaba mucho Pikachu, y muchos de sus accesorios estaban relacionados con él.

Este era sin duda el teléfono móvil de Cathy.

"Hay mucho hielo y nieve. Saltando así, debe estar muerta. ¿Estaban discutiendo? Todo se puede discutir entre amantes, ¿no? ¿Por qué has vuelto a tu novia tan loca, como para saltar al río?". El hombre suspiró con pesar, pero al ver la mirada solemne de Felipe fijamente mirándole, encogió rápidamente el cuello y se dio la vuelta, antes de alejarse.

Felipe caminó en silencio hasta la orilla del río, observando a los bomberos, mientras bajaban uno a uno, y también viendo cómo regresaban sin nada.

Miró a su alrededor y encontró dos cámaras de vigilancia a un lado de la carretera.

Inmediatamente utilizó sus conexiones para obtener los videos de seguridad, y en el vídeo vio que realmente fue Cathy quien había saltado al río.

En el video se podía ver como ella estaba de pie junto a la orilla y, diez minutos más tarde, saltó sin dudarlo.

Con este salto, el corazón de Felipe pareció hundirse.

La mente de Felipe se quedó en blanco, por un momento. Solo resonaba en sus oídos la voz obstinada y vivaz de Cathy.

‘Felipe, me gustas’.