Esposa Pecadora romance Capítulo 875

Resumo de Capítulo 875: Esposa Pecadora

Resumo de Capítulo 875 – Esposa Pecadora por Sixteenth Child

Em Capítulo 875, um capítulo marcante do aclamado romance de Romántica Esposa Pecadora, escrito por Sixteenth Child, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Esposa Pecadora.

Madeline se quedó mirando la bolsa tirada a un lado.

La bolsa no era muy grande, pero desde luego era lo suficientemente grande, como para albergar a una niña de cuatro años.

Por no hablar de que, con lo desalmada que era Meredith, a Madeline no le extrañaría que hubiese hecho algo así.

Con la mirada perdida en la bolsa, durante unos segundos, Madeline se acercó rápidamente a ella.

Meredith observó a Madeline abrir la bolsa, con ansiedad, y se puso de puntillas detrás de Madeline. Levantando la pala en sus manos, la mirada de Meredith era feroz.

"¡Vete al infierno, Eveline!".

"Entre tú y yo, solo una de nosotras puede sobrevivir".

Apuntó la pala a la nuca de Madeline y atinó para golpearla tan fuerte como le fuera posible.

Meredith estaba a punto de salirse con la suya, cuando Madeline se giró de repente y evadió su ataque, atrapando su muñeca.

"¿Creías que no iba a saber que intentarías matarme, Meredith? ¿Creías que seguiría siendo tan descuidada como antes?". La mirada de Madeline era tenaz. Su voluntad de madre le daba fuerzas. "Es a mí a quien quieres. Si te crees tan poderosa, ¡ven a por mí! No toques a mis hijos".

Meredith se zafó con dificultad del agarre de Madeline, asustada, y se tambaleó hacia atrás. "Déjame decirte, Eveline Montgomery, ¿y qué si no soy poderosa? ¿Y qué si decido hacer daño a tus hijos? ¿Qué vas a hacer, al respecto?".

Ella comenzó a reír a carcajadas, con una mirada miserable en sus ojos. "¡Nunca debí tener un corazón blando y dejar vivir a ese b*stardo hijo tuyo!".

"¿Corazón blando?". Madeline nunca se había sentido más engañada, por este acto de ‘blandura’. "Madeline Crawford, no mantuviste a Jack a tu lado porque tuvieras un corazón blando, no. Lo mantuviste allí, porque podía ayudarte a conseguir lo que quisieras".

Con la verdad revelada, Meredith apretó la mandíbula, con evidente enfado.

Madeline se acercó lentamente a Meredith, cada uno de sus pasos abrumaba su dominio. "Hiciste que alguien me golpeara en la cárcel, bajo el nombre de Jeremy, te llevaste a Jack, casi mataste a mi esposo, me estropeaste la cara, me quitaste las córneas e intentaste interponerte entre Jeremy y yo. ¡No he olvidado nada de lo que me has hecho!".

"Se suponía que debías morir por tus crímenes y dejarnos en paz, pero nunca esperé que te aliaras con Felipe. Te sometiste a cirugía plástica para parecerte a mí, y así poder destruir toda mi vida, de nuevo".

Sonrojada por la falta de aliento, Meredith sonrió siniestramente. "Ja. Eveline Montgomery, si te crees tan fuerte, ¡mátame ahora! Aunque me gustaría saber cómo piensas encontrar a tu querida hija, conmigo muerta".

Los dedos de Madeline en el cuello de Meredith se aflojaron, ligeramente.

Por mucho que quisiera que la mujer muriera, Lillian seguía siendo su niña preciosa, la niña de sus ojos.

Meredith esbozó una sonrisa malvada, al reconocer la vacilación en los ojos de Madeline.

Justo cuando estaba a punto de atacar a Madeline, mientras ella estaba pensativa, una voz profunda e hipnótica cortó el aire.

"Matarte solo ensuciaría las manos de Linnie. Yo lo haré, en su lugar".

El corazón de Meredith se agitó en su pecho, mientras una escalofriante sensación se disparaba desde la base de sus pies, hasta su cabeza.

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