Esposa Pecadora romance Capítulo 889

En la primera página estaba escrito con la clara letra de una niña: [El momento más hermoso de mi vida: conocer a Felipe Whitman].

'El momento más hermoso de su vida'.

La visión de Felipe se volvió borrosa.

'No, Cathy. Conocerte es lo mejor que me ha pasado'.

'No hay nada de hermoso en que me hayas conocido'.

Con el corazón dolorido, Felipe hojeó el diario y descubrió que la primera anotación era el día en que confirmó su apadrinamiento.

Las palabras adentro decían: [Tengo tanta suerte de haber conocido al pequeño chico que estuvo junto a mi casa hace tantos años. Ah, espera, ya no es pequeño. A pesar del tiempo que ha pasado, supe que era él en el momento en que lo vi. Aunque parece que ya no me reconoce]. (Sollozos)

[Todavía tengo el cordón rojo que me dio. Me pregunto si todavía tiene la concha que le di].

[Ha crecido hasta verse tan guapo y caballeroso. Ah, ¿cómo puede un hombre verse tan hermoso? Es tan perfecto; estoy segura de que hay muchas chicas que gustan de él]. (Envidia)

[Sí, tengo que estudiar mucho para hacer el mejor uso de su patrocinio. No deseo mucho, pero creo que quiero quedarme a su lado para siempre. Me conformo incluso si me ve como su hermana pequeña. Aunque, por supuesto, me gustaría ser más que una hermana si pudiera...].

Felipe cerró los ojos con agonía mientras las lágrimas caían libremente por su rostro.

Ya no tenía valor para seguir leyendo, no cuando respirar se sentía como un pecado.

Felipe cogió rápidamente unas cuantas prendas de ropa y la urna de Cathy antes de dirigirse solo a la Colina Abril.

El cielo estaba sombrío, casi como si también estuviera de luto por su pérdida.

Al llegar a la Colina Abril, Felipe tomó el cordón y la concha antes de caminar hacia la playa que se extendía interminablemente.

Al cerrar los ojos, los recuerdos del pasado pasaron por su mente como si hubieran sucedido ayer.

Sin embargo, la chica que lo había sacado de la oscuridad ahora se había ido a otro mundo oscuro.

"Alguien está aquí para causar problemas. Solo lo estaba ahuyentando", dijo la mujer mientras estaba a punto de echar a Felipe de su jardín.

Como él no se había cuidado su aspecto y llevaba ropa de dos días, junto con su rebelde barba incipiente, Felipe era probablemente un espectáculo miserable de contemplar. Sin embargo, entre sus cejas aún había signos de una enérgica juventud, y ni siquiera su aspecto desaliñado podía enmascarar sus exquisitos rasgos.

La joven le dio a Felipe una buena mirada mientras sus ojos brillaban. "No seamos descorteses, mamá. Yo hablaré con él".

Ella se acercó a Felipe de un salto. "Hola, señor. ¿A quién busca?".

Felipe ni siquiera la miró. "¿Es ésta la casa de Cathy? ¿Y son ustedes los parientes desalmados que le robaron su casa?".

"..."

La expresión del dúo madre-hija cambió.

"¿Qué es esa tontería? ¿A qué te refieres con parientes desalmados? La chica fue la que no quiso la casa y nos dijo que la cuidáramos. ¿Quién eres tú de todos modos? ¿Qué tiene que ver nuestros asuntos familiares contigo?".